¿Quién realmente mató [o mandó a matar] a Keishla Rodríguez?

Justicia Social

Los juicios son juicios. Se prueba la verdad jurídica. La verdad fáctica, de lo que realmente sucedió, está desvinculada de lo que pasa en un tribunal.  Por lo tanto en el pleito federal contra el exboxeador Félix Verdejo, uno se tiene que hacer la siguiente pregunta luego de tres semanas de juicio, ¿quién realmente mató a Keishla Rodríguez?

En lo que va de juicio hasta el día de hoy sólo se prueban dos cosas, ambas hipotéticas y especulativas: por un lado, que Félix Verdejo, lejos de ser una persona de poca educación e incapaz, si realmente planificó el asesinato de Keishla Rodríguez, al día de hoy, se ha probado muy poca de su responsabilidad en el asunto.  Lo que si queda meridianamente claro es el dato que Luis Cádiz, es el responsable primario de dicho asesinato. La pregunta, que nadie ha hecho aún, es ¿a quién respondía Luis Cádiz cuando asesinó a Keishla Rodríguez?

Luis Cádiz ha sido un excelente testigo, ojo el testigo principal del caso con inmunidad federal al momento, para exculpar a Félix Verdejo.  Tres asuntos esenciales ponen de manifiesto esta premisa:  primero, consistentemente mintió a las autoridades federales de lo que realmente sucedió; el plantea que en un 10 por ciento de las veces mentía; peor aún, y bajo el asesoramiento del abogado Edwin Prado, alegó que mintió a pedido de éste, y sobre todo que dirigió la culpa contra Verdejo, también a pedido del abogado.  Segundo, todo su testimonio incide en que, más allá de la planificación del evento real o ficticia, el fue el que inició toda agresión contra Keishla Rodríguez, incluyendo el proceso de ahorcarla, dispararle, y tirarla desde el puente; lo único que él alega que hizo Verdejo fue darle un puño, y el proceso de endrogarla (droga que había comprado el propio Cádiz), el realmente no vio si lo hizo o no Verdejo, ¿en serio?.  Tercero, que cuando ocurrieron los hechos, Cádiz admite que estaba bajo los efectos de la droga y alcohol, por lo cual no se recuerda bien de los hechos, nuevamente, ¿en serio?

Este caso es terrible. Asesinar a una mujer, a un ser humano, por la razón que sea, es horrible. Lo cierto es que no deseamos ver a un hombre, menos negro, pobre y de residencial, preso porque nos molesta profundamente el asesinato de una mujer.  En este caso, subyacen asuntos que no han sido discutidos ni lo serán en el caso. En particular, ¿por qué Cádiz actuó, según él bajo la influencia de Verdejo?  Si algo muestra su testimonio es que el dinero gobierna, y en este caso decidió hacerlo gratis, según afirmó en su testimonio. ¿Habrá cobrado de otra persona no vinculada hoy al caso?

Los abogados y abogadas criminalista de la corte federal, tres en total y bajo anonimato todos y todas, alegan que la verdad es distinta. Hay una tercera persona vinculada al bajo mundo, quien alegadamente promovió este asesinato para evitar que naciera el hijo, supuestamente, concebido entre Verdejo y Keishla Rodríguez.  Lo cierto es que los federales no le hicieron la prueba de paternidad al feto.  Terrible.  Uno de varios errores que cometieron en este caso, como el otro mayor, que fue no hacer una prueba de pólvora a Cádiz. 

Por lo que, lejos de pensar que Félix Verdejo debe ser hallado culpable del trágico asesinato de Keishla Rodríguez, lo más prudente sería desestimar este pleito y volver a investigar el caso, y validar por otras fuentes alternas, todo el testimonio de Cádiz, por inconsecuente y realmente hablando, exculpatorio de Verdejo. 

Ahora bien, Keishla Rodríguez está muerta. Ya no está con nosotros. Y fue asesinada por alguna razón vinculada a un feto que había engendrado con Félix Verdejo, y el cual aparentemente fue el motivo de su asesinato.  El culpable, es decir la verdad jurídica, hay que probarla más allá de duda razonable, y hasta el día de hoy, todo indica que el único responsable de su muerte, desde la concepción del evento hasta su ejecución, incluyendo la llamada al 911, fue Luis Cádiz. ¿Por qué la mató?, alguien no vinculado a este caso, nos tendrá que responder. Pensemos.