(San Juan, 9:00 a.m.) Hay una correcta preocupación nacional en cuanto a los desplazamientos a manos de los últimos colonizadores, los llamados inversionistas. Estos están llegando por todos lados a la isla, invitándonos a reexaminar entre otras cosas el ordenamiento colonial, y sobre todo el modelo económico que nos ha dejado, luego de la pandemia en un país que se va colonizando diariamente por los nuevos conquistadores.
Desde esta mirada, caminar por las variadas de Puerto Rico donde alguien compró una propiedad a valor de pescado abombado, en lugar de causarnos alegría, debe causarnos preocupación. El efecto neto de esto, es distorsionar los barrios, encarece el acceso a la propiedad privada de menor valor en el mercado, y dar paso a un proceso continuo y no controlable de desplazamiento.
Sobre esta situación es responsable el arquitecto de los desplazamientos, el exgobernador Luis Fortuño, quien diseño la Ley 22 de 2012, hoy la Ley 60 de 2020. Bajo dicha ley se promovió la llegada de inversionistas a la isla, libre del pago de impuestos, con la condición de que invirtieran en empleos, aunque bajo el gobierno de Ricardo Rosselló se modificó la ley para que fuera inversiones sobre propiedades inmobiliarias.
Es momento de detener a los nuevos conquistadores. Parar el último capítulo del saqueo, cuya consecuencia es el proceso gradual, aunque continuo de desplazar a la población criolla por la sustitución de una población foránea. Es momento de luchar, y tirarnos a la calle bajo la consigna “desplazadas y desplazados nunca más”. Pensemos.
