Realmente hablando, has sido la mejor parte del verano: las fiestas en honor al apóstol Santiago, el cual se venera en el municipio de Loíza, en Puerto Rico. Santiago, un santo negro parecido en la imaginería popular al Cristo Negro de Portobelo en Panamá, es venerado por el pueblo de Loíza en una tradición que sin lugar a dudas sale de los confines de la iglesia católica y se inserta, como en Portobelo, en las prácticas paganas y populares de la contra religión. Pero lo más lindo de estar en Loíza, en particular en el barrio de medianía alta, es sentir que contrario a las Fiestas de San Sebastián y sus equivalentes que surgen y se promueven en otros municipios, como en Bayamón, esta fiesta en honor al santo Santiago, es completamente controlada por la comunidad. Las fiestas de Loíza son más que una tradición, son un claro reflejo de una de las piedras fundacionales que crearon nuestra nación, como lo es el legado de las poblaciones Afrodescendientes y Afrodiaspóricos que se ubicaron en Puerto Rico como parte del colonialismo español y su vinculación con la trata humana. Sentados en la comarca de la familia Lind, en la misma carretera 167, sector medianía, uno valora la risa y el entusiasmo que mantiene a toda la población de Loíza contenta. No sólo es la cadencia al caminar; no sólo es la negritud en cualquier formato racial que se asume; sino más que nada es el compromiso de siempre afirmar y valorar la dignidad del pueblo de Loíza. Reconocido lo anterior, lo más interesante de estas fiestas que se extienden en un carnaval pleno el domingo 30 de julio, es el sentido de la fiesta con sabor africano aquí en Puerto Rico. La relación entre la vestimenta con la careta de Vejigante, permite repensar la relación entre el bien y el mal y la protección que todas y todos buscamos. El Vejigante, a fin de cuentas, es un mal necesario, que viene a protegernos. Vamos todas y todos para Loíza mañana domingo 30 de julio a ver el carnaval en todo su apogeo.
