Recordando a Luis Carbonell

Cultura

En junio falleció en San Juan la Presidenta de la Asociación de Historia del Viejo San Juan Carmen Alicia Morales que hace nueve años publicó en “80 Grados” esta entrevista que le hizo al declamador cubano Luis Carbonell cuyo centenario se celebró el pasado 26 de julio. El comediante argentino Pepe Biondi, en cuyo programa de CMQ Tv trabajé dos años en Cuba, lo bautizó como el “acuarelista de la poesía antillana”.

"Carbonell también era un excelente músico que acompañó a la soprano Esther Borja en numerosas ocasiones, como en esta actividad en la Universidad de la Habana, en que tuve el privilegio de participar. No figura en el programa porque cuando éste se imprimió no se había confirmado su participación. Esta es la entrevista que le hizo Carmen Alicia Morales:

"Escuché a Luis Carbonell recitando el poema Los quince de Florita en 1957. Desde entonces compré todos sus discos, he seguido la trayectoria de su vida profesional y decidí dedicarme a hacer lo que él hacía: declamar. Tuve la oportunidad de visitar La Habana, Cuba representando a Puerto Rico en el Festival Internacional de Cuenta Cuentos “Primavera de Cuentos, 2011”. En medio de los compromisos del festival hice una cita para ir a conocer a Luis Carbonell, esta leyenda caribeña que se dedicó a declamar y contar cuentos y habitó los escenarios internacionalmente como el “acuarelista” de la estampa antillana.

Nació en Santiago de Cuba en 1923 y estudió magisterio convirtiéndose en profesor de inglés. Estudió piano y hubiera querido ser un concertista de música clásica. Mientras enseñaba en Santiago empezó a recitar estampas y poemas antillanos. En el año de 1946, a la edad de 23 años, se fue a La Habana para comenzar un viaje que iba a hacer a España a través de Nueva York. No logró llegar a España.

Estuvo dos años en Nueva York y trabajó en una joyería. Durante este periodo de tiempo se nutrió del teatro, de los espectáculos del Carnegie Hall, del cine, de la música y las revistas. Fue inmediatamente después de la post guerra: “Cuando llegué en el año 1946 Nueva York era una cosa increíble de efervescencia y ahí yo vi los grandes actores de Hollywood y de los cines que hacían los shows en el teatro. En el Old Stage, en el Paramount, estaba también la música de cubanos y puertorriqueños”.

Cuando regresó a Cuba en 1948 se dedicó a interpretar, en especial, poesía dramática, llena de humor, personajes y narración características esenciales cultivadas en sus estampas criollas. Estos poemas fueron escritos por poetas que conocían la virtuosidad de Carbonell para interpretar personajes, declamar, compartir humor y acompañarse con percusión. Entre ellos se encuentran las conocidas interpretaciones de los poetas cubanos José González Allué “Los quince de Florita”, “Soy bonguero” de Félix B. Caignet y “Mamita quiero arrollá” de Rafael Díaz de Villegas.

Cuando llegó de Nueva York fue a parar a casa de Esther Borja, una gran figura, cantante cubana. (En este momento está muy delicada y me lleva diez años porque va a cumplir 98 y yo cumplí ya 88 en julio.) Ella me dio la mano y me relacionó. Y después de esas relaciones yo fui al auditorio Amadeo Roldán y recité. Era nuevo, no me conocía nadie, pero tuve un éxito considerable. En ese espectáculo me vieron una pareja de cómicos argentinos muy buenos que había en ese momento; Dick y Blondi. Me vieron después en una casa y me conectaron con la CMQ y el Teatro Walter”. El repertorio representativo de lo cubano que populariza se fue formando a partir de unas estampas que traía de Santiago del escritor Félix B. Caignet. Gustaron mucho e inmediatamente ahí es que entran otros escritores a contribuir para un programa de radio estelar que fue el programa Bacardí. Este programa duró siete años y estuvo trabajando en él desde el primer día entre 1949 y 1956.

“Debuté en el programa Bacardí en la CMQ que fue el mejor programa de la radio y costaba mucho y tuve la suerte que a este programa venía cada cuatro semanas un artista universal a presentarse y me codeé con todas las figuras grandes americanas y europeas. Yo me presentaba todos los días, tenía orquesta y tenía músicos universales también. Como este programa tenía músicos, ahí fue que tuve la oportunidad de recitar con percusión. Ya yo había experimentado esta técnica en Santiago de Cuba. Cuando hice la primera presentación con percusión les chocaba y me decían que recitara solo. Pero hoy en día han utilizado esa técnica todos los grandes recitadores”, comentó Carbonell.

Siempre grabó con audiencia viva y uno de los discos se hizo grabado en Radio Progreso con público. El primer disco salió en 1950. Grababan con una audiencia y editaban.

Más adelante, en 1954 el recitador puertorriqueño Juan Boria utilizó la técnica de acompañar sus recitales con percusión en Puerto Rico, en el programa de televisión de La Taberna India.

Carbonell comentó además que durante una de sus visitas a Venezuela conoció a Alejo Carpentier. Sobre el uso de la percusión para acompañar las interpretaciones poéticas, Carpentier, escritor y musicólogo escribió una crónica muy beneficiosa en la famosa revista Nacional en la sección que se llama Letra y solfa, en la que señala que Carbonell: “…fue el primero en usar la percusión… una evolución muy importante en la representación de la poesía.”

Me sorprendió en la entrevista cuando Carbonell compartió que había sido cuenta cuentos porque solamente lo conocía como recitador. “Empecé el arte de la narrativa en el año 1956 en el Teatro Estudio y fue la primera vez que presenté un recital de cuentos literarios, cuentos serios. Esa idea original me la dio mi benefactor el doctor Raúl Gutiérrez que me escuchaba narrar en su casa junto a su esposa. La señora era muy dulce y cariñosa. Yo hacía cuentos de Santiago de Cuba. Gutiérrez me dijo: “Mariano tu puedes hacer unos cuentos en un escenario. Yo empecé en el 1949 y esto de la narración pasó en el 1956, siete años después. Se me quedó la idea y en el 1954 cayó en mis manos la Antología del cuento en Cuba de Salvador Bueno. La primera y más importante antología del cuento. Este trabajo no tenía nada que ver con lo que yo hacía con lo cómico y humorístico porque este era el cuento literario, el cuento en serio. Esta idea prendió y se me ocurrió hacer un recital que me costó estudiar nueve meses dedicando cuatro y cinco horas diarias hasta que monté cinco cuentos. Un artista así no se hace de casualidad. Hay que leer mucho y hay que estudiar mucho. Todo lo pienso muy bien y lo estudio. ¡Honestamente fue sensacional!”

Al cabo de muchos años llevó este programa a toda la república de Cuba e hizo recitales en Venezuela. Durante este periodo de tiempo aprovechó y montó cuentos españoles, americanos y venezolanos.

“Inauguré lo que es la narrativa. Ese movimiento en ese momento no se conocía. Ha habido muchas escuelas y actualmente hay muchas escuelas que te enseñan la narrativa, que se practica la narrativa, movimiento que se inaugura a raíz de esas presentaciones. Dijo la prensa que hasta ese momento no había referencia de un recital de cuentos literarios. Yo monté dos cuentos de Edgar Allan Poe, y me quedé con la ilusión de montar su poema El corazón revelador”.

El proceso de entrenamiento para el desarrollo de estos programas de cuentos escenificados fue intenso. “Desde por la mañana yo empezaba a estudiar, a repetir líneas, y analizar el cuento y los personajes. Por ejemplo hay un cuento importante que yo dije de primera intención que se llama Tobías de Félix Rodríguez, con cuatro hombres hablando al mismo tiempo. Con Tobías fui buscando en qué personaje apoyarme para poder sacar las voces y los matices de los personajes por ejemplo yo vi y me había llamado mucho la atención en España, ya yo había estado en España un año antes. Cuando yo oí hablar a un narrador, un hombre que fue periodista, me hizo tanta gracia con aquella importancia y con aquella expresividad que comentaba que se me quedó en la cabeza. Cuando monté el cuento de momento me vino a la mente ese señor. Cuando estuve en el Instituto de Santiago de Cuba me había llamado la atención uno de los profesores que yo más he querido en mi vida porque además yo he sido maestro también. Me llamaba la atención como hablaba el Dr. Cañas Abril y la manera de expresar la geografía y la historia. Y cuando yo fui a montar otro cuento en el mismo texto, ya casi lo estaba viendo a él.”

El cuento tenía que tener características lingüísticas, sustancia intelectual y una especificidad dramática que se podía proyectar en el escenario. Pasaba muchas horas buscando el cuento que tenía cualidades teatrales. Inmediatamente después de considerar estas características para seleccionar el repertorio empezaba a buscar referentes de la realidad cotidiana que pudieran enriquecer el texto.

En cuanto a la selección de los cuentos, Carbonell enfatizó que “Todo lo demás es el cuento plano que no expresa esa condición dramática del movimiento teatral, la acción dramática. Yo lo analizaba, y como tenía la habilidad de cambiar de voces eso me sirvió mucho. Todo eso conforma lo que es el bagaje que yo tengo, el método pedagógico y la cosa sistemática del estudio y el rigor que siempre he promovido y explicado. El rigor de la enseñanza. A mí me dijeron un sinnúmero de veces que yo era un actor. Yo nunca me he considerado actor pero me doy cuenta que lo que yo hago es actuar. Estamos en el límite de lo que es el narrador, el actor, el performer. Lo que pasa es que no me he visto nunca como actor. Los cuenta cuentos son unos performers. Son personas que se valen de todo.”

Sobre los nuevos proyectos para el futuro el Maestro asegura que se le ha ocurrido grabar sonetos y décimas clásicas de Cuba. Y de ahí le brillan los ojos, se anima muchísimo y dice: “Estoy hablando con el recopilador para grabar de la literatura clásica cubana”. Así partimos de su apartamento en el Vedado, con la ilusión de escuchar en un futuro no muy lejano, la nueva grabación de Carbonell de cuentos cubanos.