¿Quién le tiene miedo a las alianzas, Tatito Hernández o el PNP o ambos?

Política

La determinación con retranca de bajar a votación en la Cámara de Representantes presidida por Rafael “Tatito” Hernández lo que persigue verdaderamente no es mejorar el proceso democrático del voto, sino atajar la posibilidad de que se cuajen las candidaturas coaligadas entre el PIP y el MVC en las próximas elecciones. Lo que se oculta es la intención de cambiar los elementos estatutarios electorales que definen las candidaturas por acumulación y repartirse el control con el PNP de la Comisión Estatal de Elecciones. Temen a las posibilidades electorales de dichos candidatos coaligados para los próximos comicios.

Coludirse en la Cámara de Representantes con la bancada del PNP para aprobar una funesta reforma electoral es someter inconstitucionalmente a los partidos políticos al dictamen de postular obligadamente en la papeleta un mínimo de tres candidatos por acumulación en cada cuerpo legislativo, coartando el derecho a que cada partido pueda tener su propia estrategia electoral.

Hay intereses creados en Puerto Rico que les conviene perpetuar la partidocracia de un bipartidismo sistémico repartido entre el PPD y el PNP que puedan controlar y que no quieren que el sistema político del país se abra a otras posibilidades ideológicas de gobernanza.

Permitir, además, que el voto por correo para personas mayores de 60 años pueda emitirse hasta el mismo día de las elecciones, no únicamente abre la puerta para que 700 mil electores opten por esa opción, sino que pudiera ser un caldo de cultivo para el fraude electoral que permita perpetuar el bipartidismo sistémico. El fraude electoral encuentra un resquicio de entrada en el retraso que esto implica en el conteo de votos y las certificaciones oficiales de los ganadores en los comicios.

Incorporar, igualmente, el recuento electrónico en vez de manual, a pesar de que las máquinas no reconocen algunas sutilezas de los votos y elimina la contabilidad de los votos en blanco se presta para la manipulación fraudulenta en las elecciones generales del país.   

Para todo este plan perverso es esencial que se pueda nombrar a un presidente de la Comisión Estatal de Elecciones no por unanimidad y sí por mayoría de votos de los partidos inscritos. Permitiendo, así, que el PNP y el PPD controlen el organismo electoral, tal y como está propuesto en la malsana reforma electoral que se pretende aprobar.

Urge que Puerto Rico evolucione políticamente para lograr mejoras económicas y sociales concomitantes que nos coloque en la ruta del progreso. Para ello se requiere erradicar a los políticos como “Tatito” Hernández y adoptar más certeros y eficaces criterios selectivos de apoyo electoral a los candidatos apropiados. Hay que comenzar por ahí.