Décimas al Inolvidable Carlos Gardel

Cultura

(San Juan, 11:00 a.m.)

 

Vibra el tango en su poesía,

por la magia de su canto,

que con sublime quebranto,

arde en luz de melodía.

Espiga del claro día

por su inmenso derrotero

y el ala de su sombrero,

y su peinado engrasado

hacen que el tiempo a su lado

sea un inmóvil lucero.

 

Con el brillo en la mirada

fue un raudal de sentimiento,

estrella de un firmamento

en la altísima morada.

Una voz eternizada

en anhelado candor,

orgullo del payador

que hace del tango un tesoro,

resguardado por el oro

del verso cautivador.

Su arcano no tiene fin

en las cumbres de su estrella,

ni en el fulgor de su huella,

ni en el cristal de copetín.

Del brumoso cafetín

salió a ofrendar su talento,

empujado por el viento

en su infinito esplendor

de zorzal y ruiseñor

en la eternidad del tiempo.

 

De la muerte de Gardel

se cumplen casi 90 años,

y en sus líricos peldaños

crece siempre algún clavel.

Nadie cantó como él

lo popular argentino

y el tango estaba en su sino

como altísimo sitial,

donde no tuvo rival

en su tanguero camino.