Sonia Sotomayor y la persistencia de redefinir la identidad nacional a partir de la “pena”

Cultura

(San Juan, 12:00 p.m.) En la pasada Convención 183 del Ilustre Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico, se ofreció un conversatorio con la Juez Asociada de la Corte Suprema de los EE.UU., de origen puertorriqueño, Sonia Sotomayor.  La juez no ofreció una conferencia magistral, simplemente un conversatorio entre ella y la entrevistadora que representaba al colegio.

El diálogo se llevó a cabo en inglés.  Curioso, pues la juez habla español, pero todo el diálogo se matizó en la lengua extranjera, pese a que mucha gente en el plenario la comprendía, y otros pretendían comprenderla.  

Dicho lo anterior,  la juez entró en una narrativa que nos recordó a Esmeralda Santiago, quien recientemente vino a Puerto Rico a presentar su nueva obra. La juez nos habló de su amor por Puerto Rico, desde el sentido de la “pena”.  Es decir, “ay bendito” los boricuas en la isla lo pasan tan mal, que hay que ayudarlos. Sobre todo, luego de las crisis medio ambientales,  como el huracán María, lo que deben de hacer los boricuas de allá, es decir la diáspora, es ayudar a los de acá. Nosotros siempre estamos [hoy mañana y por siempre vivimos a perpetuidad], en precario.

Lo interesante es el “amor” que Sonia Sotomayor siente por nosotros, y su deseo de ayudarnos – a los que vivimos en la isla.  La juez no escuchó la disertación de Edgardo Rodríguez Juliá, quien fue el conferenciante magistral de la convención,  pues ella había pregrabado su intervención, y él ofreció unas estadísticas monumentales de la pobreza que viven los boricuas tanto en la isla como en los estados.  Es decir, habría que ayudar a todos los boricuas, independientemente  de donde estén ubicados, para sacarlos de la pobreza.

Pero tanto la juez Sotomayor, como la escritora Santiago, invisibilizan todo lo que tiene que ver con el colonialismo y como este ha sido causante de nuestra pobreza hoy.  Por lo tanto, en una expresión un tanto ingenua,  ser boricua es bien chévere, para que digas weepa, siempre y cuando no hables del colonialismo y las formas de apropiación de nuestras riquezas por medio del capital.  Pensemos.