A haunting in Venice o una película que se queda corta de sus propias expectativa

Cine caribe

La fui a ver, porque me quedaba justamente al lado de mi geografía urbana. Uno la va a ver porque hay algo atractivo en esta serie de novelas películas sobre la vida del detective.  No obstante uno siente que ya ese mundo pasó.  Que no es el que es, y cuando ve la película se sorprende porque siente que el mundo de esa película, la producción, no sabe que los tiempos han cambiado. Ahí está el problema. Que aún en entretenimiento, la película se quedó atrás.

A haunting in Venice (Dir. Kenneth Branagh, EE.UU., 2023) cuenta la historia del inspector Hercules Poirot (Kenneth Branagh) quien estando en el retiro se ve compelido a participar en una investigación de un asesinato que tiene un truco.  Resulta que entra el reino del espiritismo, y desde el saque él alega que no es cierto que es un fraude.

Así las cosas, la película investiga la muerte de un joven, y por otro lado explora la posibilidad de cuestionar desde la razón si el espiritismo es real o pura ficción.  Quien tenga duda de su realidad lo invito a leer el libro ampliamente galardonado de Clara Román Odio, Mujeres espiritistas en Puerto Rico del 1880 al 1920, para que descubran la riqueza que tantas mujeres, como Ana Roque de Duprey o Luisa Capetillo, entre otras, aportaron al desarrollo de esta ciencia en paralelo.

En fin, que el grueso de la película se va en analizar desde la razón un asesinato inicial que culminó en dos asesinados adicionales, todos productos de la razón original: una madre que asesinó a su hija con tal que no se casara con el novio equivocado. 

Puej, como dicen en mi barrio, usted la ve si desea.  No es una mala producción. Lo que es, es una mala conceptualización de una historia.  La razón no vino a matar el espiritismo. Vino, si en algo, a convivir la una con la otra.

A su discreción la ve.