SAVIA poemario de Miraida Liset Meléndez Figueroa

Cultura

(San Juan, 9:00 a.m.) Qué maravilloso debe ser descubrir agua en el desierto, o presenciar la luna asomándose entre las ramas de un denso bosque, o sentir una llovizna en un campo agobiado por la sequía. No sé exactamente cómo se sentirá, pero imagino que debe ser algo similar a escuchar a Miraida Liset declamar sus poemas. Su estilo es elegante, espontáneo y natural, y sus palabras fluyen con la misma fluidez que el agua sobre la piel desnuda.

A pesar de su juventud, su pensamiento y su obra exhiben una madurez sorprendente. Ya se perfila como una gran poeta cuya influencia perdurará sin duda alguna. No puedo evitar imaginarla dentro de cincuenta años, aunque yo quizás no llegue a verlo, como una aclamada poeta reconocida a nivel internacional.

Su primer poemario, "SAVIA", emerge en medio de la efervescencia literaria y poética de los últimos años, en la que los jóvenes están destacando de manera excepcional. "Savia" es una obra que explora brevemente la transición de un estado a otro en la vida. A lo largo del libro, podemos seguir la búsqueda de quién o qué es, lo que escribe, en qué se convierte y en qué se afirma. Quizás por eso comienza inspirada en una botella de ron, en su poema Elixir:

          Le pedí un par de consejos

          a una botella de ron

          y me dijo

          que le gustaban los versos.

 

          Que podían ser perversos,

          tentadores,

          exquisitos…

La escritora de prosa renace en la poesía, ya sí concluye:

          Voy a tomar un desvío

          hacia otros universos…

          Tendré mis dedos inmersos

          entretejiendo otro son,

          porque al igual que aquel ron,

          también me gustan los versos.

Descubrir la vida, el amor, a la mujer que hay en ella y a su propia identidad siempre está intrínsecamente vinculado al encuentro con la poesía, con el verso que la persigue y la define en una relación simbiótica entre el ser y la palabra esencial y urgente para expresar algo, a menudo de naturaleza existencialista.

En el amor:

          Quizás

          cofunda tus besos

          con par

          de copas de vino;

          quizás

          juegue a que adivino

          si son o no son

          traviesos. (Embriagante)

Como mujer:

          Altanera,

          bravía;

          mi sumisión ha muerto.

          Porque

          sí callar

          era dormir plácidamente;

          Me liberaré en versos

          en los que al fin

          despierto. (15.2 -a Neruda-)

y en “Feminazi”:

          Si mis blusas combativas

          no hacen

          que usted despierte,

          pues lo gritaré más fuerte.

          Porque

          ¡NOS QUEREMOS VIVAS!

Finalmente, la identidad, de dónde viene y quien es lo levanta como bandera, orgullosa,

          Que la mancha”e plátano

          no se va.

          ¿Y dicen que son de allá?

          ¿Pa’ qué?

          Si allá no hay jolgorio.

          Allá lo que ej un velorio

          con toá ese gente apagá…


          Ay vilgen, mira pa’ allá…


          Yo no me voy de mi rancho.

          Ejat jíbara de campo

          bien felij de sel-lo ejtá. (La de la loma)

          "SAVIA" es un poemario en el que el protagonista es el propio verso, cuya unidad poética se encuentra en la revelación de la poesía como la esencia de las grandes y pequeñas cosas. La poeta desentraña que el amor existe porque la poesía existe, y viceversa; que en el verso también reside la fuerza de la mujer, y que la resiliencia se manifiesta como un poema en el que podemos encontrar apoyo. En un viaje que aparenta ser sereno, se atraviesa un camino lleno de tormentas, pero también de una ingenua, aunque sincera, ternura. "SAVIA" representa los primeros pasos que esculpen un futuro brillante, que esperamos que nunca se aplace.