Killers of the flower moon o una mirada al pasado nefasto del imperio americano ya sin consecuencias

Cine caribe

Cuando uno ve cine americano de uno de sus más grandes directores de todos los tiempos, uno se debe de preguntar si el mensaje que se transmite tiene algunas consecuencias, sobre todo si trata de una película histórica. Por lo tanto, la cultura del poder y dominación yankee se puede dar el lujo de tener una película más sobre el maltrato a sus poblaciones originales, sin que hoy tenga consecuencia alguna. A fin de cuentas, bajo el imperio emergente de uno de lo más grandes represores en la historia americana, se resolvió el misterio del asesinato de las flores de la luna.

Killers of the flower moon (Dir. Martin Scorsese, EE.UU., 2023) es posiblemente la obra maestra, de varias que ya tiene, del director americano más destacado de su generación y quien a sus 80 años sigue produciendo películas como si fuera un muchacho de apenas 30.  Es sin lugar a duda, una máquina de producción, con un alto nivel intelectual, y una vitalidad incuestionable.

Pero la película, muy bien introducida por el propio director, y muy bien sellada su conclusión por el, nos cuenta la historia de la comunidad originaria de la tribu Osage, quienes fueron desplazados de varios estados, y se concentran en Oklahoma como parte de su ultimo desplazamiento. Allí en la miseria, en la tierra garantizada por el gobierno federal, descubren petróleo, y de la pobreza se convierten, toda la comunidad, en propietarios a través de un fideicomiso de un bien común. Se hacen todos y todas millonarios.

Basada la película en el trabajo de investigación periodística del autor David Grann, quien es a su vez coguionista con Scorsese y Eric Roth.  Es un buen guion pese por tratarse de una película de tres horas de duración, uno a veces se pierde en la trama y en los asesinatos, nombres y responsables.  No obstante, es casi perfecta, teniendo una cinematografía de época extraordinaria.

Ahora bien, lo mejor del filme son las actuaciones dentro de una historia parapelos que lo hace llorar a uno en más de una ocasión.  El imperio americano, sin lugar a duda, ha sido terrible no solo con los pueblos que ha invadido, incluyendo a Puerto Rico, si no con su propio pueblo. Esto incluye a la comunidad de los Osage.

La trama es muy sencilla y curiosa. Ante la riqueza de los Osage, los hombres y mujeres blancos se mudan a la comunidad para ayudarles. También para enamorarse y conseguir por vía del matrimonio, tener derechos a la tierra, es decir al petróleo.  Pero el hombre blanco, tiene avaricia, y esto complica la historia.  Pues, William “Bill” Hale (Robert de Niro), desea quedarse con la tierra a lo que da a lugar lo que da paso a la muerte de los Osage. 

Luego llega su sobrino, Ernest Buckhart (Leonardo DiCaprio) quien es un personaje horrible, bajo una actuación sin paralelo. Extraordinaria.  Este personaje, que bajo ser familia y ser avaro, se inserta en la lógica del tio Hale/De Niro, y ahí se desarrolla toda la película, y siguen los asesinatos.

Ahora bien, entender a los Osage, lo cual sabía hacer Hale/De Niro, pero no Buckhart/Di Caprio, es lo que sostenía al primero pese a toda su crueldad.  El matrimonio del sobrino con una Osage, Mollie Burkhart (Lily Gladstone), es lo que desencadena el desenlace justiciero de la película.  Interesante como fue la vida real, e interesante como lo transmitieron en la película.

En fin, que hay que verla, pues debe llevarse todas las nominaciones a los premios Oscar de los EE.UU. En particular las actuaciones de los tres principales actores y actriz aquí mencionados son nominables y posiblemente los consiguen.

Lo mejor de la película es la intervención del director Martin Scorsese, quien cierra magistralmente el filme.  Bravo por el en esta ocasión.