Nuestra Bandera – 22 de diciembre de 1895

Cultura

(San Juan, 9:00 a.m.) Las y los puertorriqueños nos sentimos inmensamente orgullosos de nuestra Bandera Mono estrellada. Es uno de los principales símbolos que reafirma sin lugar a dudas, nuestro inmenso amor por Puerto Rico y reafirma sin dudas que somos hijos e hijas de este archipiélago caribeño.

Tres ejemplos son suficientes para ilustrar este hecho. Cuando la tenista Mónica Puig jugó la final del oro olímpico por el deporte de tenis, evento que paralizó a nuestra nación, en las plazas públicas a lo largo y ancho de donde vivía un boricua, esa bandera monoestrellada era la que se ondeaba y enarbolaba a quien quisiera verla. El estallido de júbilo cuando se convirtió en la primera boricua en ganar una medalla de oro en unas olimpiadas para Puerto Rico, todos alzamos nuestra bandera de la estrella solitaria y danzamos en la jubilosa celebración.

Cuando nos dejaron solos durante el huracán María, fue nuestra hermosa bandera la que nos acompañó en cada casa de nuestra nación y nos ayudó a levantarnos por nuestros propios esfuerzos.

En las marchas inmensas en las que se exigía la salida de Ricardo Roselló González, nuestra gente se acompañó con un océano de banderas boricuas. Ellas representaban la esencia digna, respetuosa, de nuestro pueblo.

Nuestra bandera, la de todos, tuvo que ganarse el espacio contra aquellos que quisieron esconderla por el gobierno de Estados Unidos y sus intermediarios colonialistas. Ellos trataron de ocultarla pero no pudieron con nuestro pueblo. Precisamente porque representan un manantial de reafirmación boricua, la bandera ha sido defendida y rescatada por la perseverancia y constancia de muchos boricuas en la historia, especialmente los que han defendido y defienden la independencia de Puerto Rico.

Por ejemplo, durante los tiempos de la Ley de la Mordaza, se prohibía la exhibición de la Bandera Boricua. Se le tildaba de ser una símbolo de lo subversivo, de lo ilegal. La constancia y la perseverancia de esas mujeres puertorriqueñas, de los hombres puertorriqueños que pertenecían al Partido Nacionalista lograron elevar el desplegar la bandera de esta nación al símbolo esencial representativo de afirmación puertorriqueña.

¿Cómo nació la Bandera Boricua?

El nacimiento de la bandera puertorriqueña tiene es un ejemplo adicional del lazo inquebrantable de luz entre el pueblo cubano y el boricua. El nacimiento de la insignia nacional ocurre resultado de una alianza de lucha por la independencia de Cuba y Puerto Rico, del colonialismo español. Aquí compartimos una breve historia del nacimiento de la bandera boricua recopilada por Proyecto de Afirmación Puertorriqueña:

“La reunión constituyente de la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano, tuvo lugar el 22 de diciembre de 1895, en el ‘Chimney Hall’ de Nueva York. Asistieron 59 puertorriqueños. De las actas de la reunión surge: «Terreforte, uno de los supervivientes del grito de Lares, presentó la nueva bandera que es de la misma forma de la cubana, con la diferencia de haber sido invertidos los colores: franjas blancas y triángulo azul en vez de rojo, con la misma estrella blanca solitaria en el centro».

Existen varias versiones sobre el autor de la bandera. Terrefone atribuye el origen de la bandera a Francisco González (Pachín) Marín, quien le escribió desde Jamaica sugiriendo la idea de invertir los colores de la bandera cubana. Antonio Vélez Alvarado, sostiene que un 11 de junio de 1890 o del 1891, invirtió los colores de la bandera cubana y así se le ocurrió formar la bandera puertorriqueña. Roberto H. Todd asegura que fue Manuel Besosa, miembro de la directiva de la Sección Puerto Rico, quien decida la bandera de Puerto Rico. La bandera puertorriqueña fue bordada por María Manuela «Mima» Besosa según narra Roberto H. Todd o por Micaela Dalmau, según la versión de Antonio Vélez Alvarado. Adoptada la bandera puertorriqueña fue utilizada por primera vez en la Intentona de Yauco el 24 de marzo de 1897. El Partido Nacionalista la acogió como su emblema en las elecciones de 1932. Blanca Canales proclamó la República de Puerto Rico en Jayuya en 1950 utilizando esta bandera y Lolita Lebrón la desplegó durante el ataque al Congreso en 1954. En los años 1916, 1922, 1927 y 1932 las cámaras legislativas trataron de oficializar la bandera sin éxito. Cien años después la bandera es oficial en el corazón de todos los puertorriqueños.”

Naranjito y LA BANDERA EN LA PARED DE LA CASA DE DON CHE NEGRÓN

Naranjito, también cuenta con una bandera que es parte de la historia. Aquí su historia:

La bandera que hoy reconocemos, está asociada a la gloriosa gesta de la Revolución Nacionalista del 1950. Tiene su raíz en la heroicidad de los revolucionarios nacionalistas; el compromiso de lucha de los familiares de Ñin Negrón, también portaestandartes de la lucha libertaria de la Matria. Efraín Negrón, que nos comparte el testimonio sobre el nacimiento de la Bandera en la pared:

“En un día lluvioso de noviembre de 1950, al atardecer, el «Jincho» de Eulogio, Rafael López, un joven del Barrio que para ese entonces tendría menos de 18 años de edad, llega a casa corriendo, asustado, y con mucha prisa. Le dijo, casi le grita, a mi viejo, quien estaba sentado en el balcón de la casa:

-» Don Che, Don Che, viene la Guardia Nacional y la policía; son muchos, bien armados en busca de Ñin.»

“Tan pronto dio el mensaje salió corriendo y se perdió de nuestra vista. Casi inmediatamente, nuestra casa fue rodeada por efectivos militares y policiales. Recuerdo las bayonetas, los cascos de metal, y el uniforme verde olivo. Un ejército. En la casa nos encontrábamos mis viejos, mi hermana Laura y su hijo José Ramón, de pocos meses de nacido. Su esposo, don Tito Negrón, se encontraba en Corea como soldado del mismo ejército que rodeaba nuestra casa. También estaban mis hermanas, Elba y Aida, que para ese entonces tendrían doce y diez años respectivamente, y mi sobrino Felito, unos dos meses menos que yo, hijo de mi hermano Felo. Yo aún no tenía cuatro años de edad.

“Mi vieja, Doña Rosa, nos tomó a Felito y a mí de la mano y nos llevó al cuarto de dormitorio de ella y el Viejo y nos metió debajo de la cama. En esa misma cama José Ramón se encontraba durmiendo. Recuerdo los ruidos y las voces amenazadoras de los guardias y las protestas de mis viejos. Un policía buscó debajo de la cama donde nos encontrábamos, pero no nos vió. La vieja intervino inmediatamente y lo increpó: «Va a despertar al niño.» El policía se retiró. Felito y yo nos habíamos metido en dos cajas que la Vieja tenía debajo de la cama que servían de guarda zapatos. Dentro de una caja para guardar zapatos ocurrió mi primera experiencia revolucionaria.

“A mi Viejo se lo llevaron arrestado. Nuestra casa quedó hecha un reguero. La bandera puertorriqueña, montada en un marco de madera y cristal a la entrada de nuestra casa fue desgarrada y pisoteada. A Ñin no lo cogieron esa noche y por espacio de dos semanas junto a un grupo de patriotas de mi pueblo se mantuvieron por los montes de nuestros barrios. Ellos fueron los últimos nacionalistas en ser capturados en la Insurrección Nacionalista de 1950.

“Por más de dos semanas tampoco supimos del Viejo. Sabíamos que estaba preso, pero desconocíamos sus circunstancias. Luego nos enteramos de que había permanecido en la cárcel de la Princesa. Cuando el Viejo regresó de la cárcel trajo consigo tres potes de pinturas con los colores de la bandera de la patria. A la pregunta de la Vieja de para qué quería esa pintura, le contesta: «Vamos a pintar la bandera en la misma pared donde estaba la que pisotearon. La próxima vez tendrán que llevarse la pared completa.» Y le dije a mi hermano Manolo que la pintara. La bandera ha permanecido desde entonces en la entrada de nuestra casa.

“La próxima vez tendrán que llevarse la pared completa.» Don Che Negrón.

Hoy en día, esa bandera se encuentra frente a la casa del Sr. Efraín Negrón, en el Sec. Cuatro Calle del Bo. Cedro Abajo.

Nuestra Bandera, la de todas y todos los puertorriqueños es una bandera de lucha, nació de la lucha organizada de nuestro pueblo en una gesta por la independencia de nuestra nación en militancia solidaria con Nuestra América en general y con Cuba en específico.

Defender la bandera, honrarla, respetarla, que nos une como pueblo, debe estar ligada con apoyar, sostener, alentar, redescubrir, esa lucha por la dignidad, la soberanía y nuestra Independencia Nacional.

¡Viva nuestra Bandera!