Claudine Gay [y la censura y destrucción de una reputación a la USA]

Justicia Social
(San Juan, 10:00 a.m.).  La presidenta de la Universidad de Harvard, Claudine Gay, acaba de renunciar en el día de ayer.  La transición ya fue efectiva.  Ya nombraron a un interino, y ella volverá a su catedra como profesora de ciencia política en la prestigiosa universidad privada en la ciudad de Boston.  Es terrible, pues se trata de la segunda mujer en la presidencia en casi 400 anos de existencia de la universidad, la más antigua de los EE.UU., y de la primera persona negra en dicha posición, y peor aun se van en el tiempo más corto de un mandato a la presidencia: seis meses después de haber sido nombrada. 
Como le paso a los boricuas Carlos Severino Valdez y Urayoan Walker, rector de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Rio Piedras, y presidente de la institución, respectivamente, hay gente que no aceptan que los negros lleguen al poder.  Eso acaba de pasar ante nuestros ojos en Harvard. La justificación para forzar su despido, que en las vistas congresionales de noviembre 2023, ella, junto a otras dos mujeres presidentas de prestigiosas universidades, no asumieron la posición solicitada por los congresistas, que pedían que se eliminaran las voces de los estudiantes de sus universidades, que clamaban que los hoy 22 mil palestinos asesinatos en Gaza son un acto de genocidio cometido por el ejército de Israel.  En particular, pedían los legisladores que las respectivas presidentas, en particular la de Harvard se retractaran y dijeran que pedir la muerte de los israelitas, era un acto de genocidio. No lo hicieron, y comenzó el ataque.
Pero en el caso de Gay, el ataque se movió a cuestionar sus credenciales académicas, que van desde su doctorado hasta sus sobre 30 artículos académicos. Cuestionaron su honestidad intelectual, y la acusaron de plagio. La universidad de Harvard la exculpó, y no aceptó el argumento de plagio. Pero ante la presión de todos los medios de noticias americanos pidiendo su renuncia, así como por los ataques racistas en contra de ella en todos los formatos, Claudine Gay decidió renunciar.
Lo que se ha impuesto en los EE.UU., es la intolerancia política al que discrepe con uno. Sea judío o musulmán, católico o ateo, capitalista o socialista, si usted no coincide conmigo, es decir discrepa, será víctima de la exclusión y censura.  Nos oponemos a lo mismo en todas sus dimensiones. 
Es una pena, que la primera mujer negra presidiendo Harvard, y recordamos los casos de Severino y Walker, haya sido despedida. Para ella, el “destierro académico” se impone ahora.  Para Severino y Walker, su victoria judicial, salieron absueltos de todos los cargos, los redimió. Los racistas son racistas, sean blancos o negros, cuando acusan injustificadamente. Pensemos.