Otro recuerdo de una sociedad trágica

Política

No se sabía del publicista José Gómez Saladín desde el jueves cuando salió de una actividad profesional en un área turística de San Juan. La desaparición causó una movilización de la policía y los medios, pero el martes se confirmó por fin el peor de los desenlaces. El cadáver sin camisa de Gómez Saladín, de solo 32 años, fue encontrado en una zona rural con indicios de que fue mortalmente golpeado. El carapacho de su automóvil, que había sido incendiado, se hallaba a poca distancia.

Al quemar el carro, los secuestradores se cuidaron muy bien de no dejar huellas en el vehículo, pero no contaron con las cámaras que los filmaron cuando sacaban dinero de máquinas bancarias automáticas, conocidas en Puerto Rico como ATH (A Toda Hora, por el acceso de 24 horas al dinero en efectivo). Las imágenes de dos personas se difundieron por televisión y por las redes sociales. En distintas paradas usando la tarjeta de banco automático de la víctima lograron sacar la gran cantidad de $500. Eso y menos es lo que vale una vida humana en Puerto Rico hoy día. Esa mañana, la policía tenía en su custodia a dos sospechosos, uno de los cuales confesó que se encontraba en el lugar de los hechos fatales, que irónicamente está muy cerca de un antiguo campamento penal. La policía dijo que el joven de 22 años, que no tiene expediente criminal, fue obligado a entregarse por su propia madre, quién vio su imagen por televisión.

Ayer, se publicaron dos imágenes, una de un Gómez Saladín seguido por un hombre con una gorra y gafas oscuras a solo pasos de una ATH. La toma del joven es intimidante; es la imagen exacta del bandido moderno con gafas oscuras en la oscuridad de la noche. La imagen de un hombre muy delgado de cachetes hundidos comunica el estereotipo del adicto a drogas. No sabemos si lo es, pero en una Isla asediada por el crimen, los estereotipos están engranados en las mentes de los televidentes. Otra imagen, captada en una segunda ATH, era de otro joven, sin gafas ni gorra, intentando sacar dinero. Un alto funcionario de la Asociación de Bancos de Puerto Rico dijo que no todas las máquinas ATH tienen cámaras. La gente, ya hastiada con los asesinatos que ocurren diariamente en Puerto Rico, habla con satisfacción de que estas ATH las tenían. Las imágenes facilitarán el caso de la fiscalía y asegurará el “castigo seguro”, el lema anti-crimen del gobierno.

La gran pregunta es ¿por qué había que matar a la víctima? No es la primera ni última vez en que este tipo de crimen vicioso ocurre en la Isla. Las preguntas abundan. ¿Hay una generación perdida? ¿Por qué estamos creando y criando gente que no valora la vida? Los que perpetraron este crimen sin duda deben de pagar por sus actos y son un peligro para la sociedad, pero pensar que la “mano dura contra el crimen” y el “castigo seguro”, nos van a salvar de estas pesadillas es un delirio. A veces parece que el país vive aguardando el anuncio del próximo asesinato de un inocente para de nuevo indignarse. La policía tuvo un triunfo anoche gracias a la tecnología, y hubo un alivio general cuando se anunció que había dos personas bajo custodia. Vivimos con alarma y miedo, pero solo cuando nuestra discusión pública en cuanto al crimen vaya más allá de estribillos publicitarios comenzaremos a entender el problema y tratarlo efectivamente.