“El escritor crea toda la vida: uno no se retira de escribir, la escritura retira a uno hacia la tumba”: Entrevista con el escritor y traductor Alejandro Álvarez Nieves

Crítica literaria
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“Perderme en lugares remotos con gente que yo quiero, preferiblemente cerca del agua, y que nadie del entorno nos conozca. Las vacaciones la conforman la compañía, no necesariamente el lugar. Complicidad, soltura y alegría, con eso me basta.” Alejandro Álvarez Nieves comenta sobre unas vacaciones perfectas. Y es que tertuliar con este escritor y traductor sanjuanero puede llevar horas que transcurren como minutos en la fluidez de una multiplicidad de temas cargados de intelecto, humor y visión de futuro.

 

Error isleño

conozco la soledad,
por eso enfrento el mar constantemente,
entiendo bien el mosaico azul,
he trazado el oleaje muchas veces
y nunca he dejado de temblar.

cierro los ojos.
el viento me acaricia en silencio,
siempre en silencio.
se me hace miscible el eterno olor a sal.

el error está en encarar el mar a ciegas,
en granularme en vez de decantarme,
en dejarme disipar por la bruma.

mientras más me disipo,
más me hago isla.”

Alejandro Álvarez

 

“Así, las primeras lecturas que recuerdo fueron los cuentos de Borges y de Cortázar, en particular Continuidad de los parques, La noche bocarriba y El jardín de los senderos que se bifurcan.” Contaba en otra ocasión Alejandro, de esas primeras lecturas que lo sedujeron hasta caer en el mundo apalabrado. Comenzó su carrera académica en Biología de la que huyó, pues es inútil luchar contra el destino, convirtiéndose en traductor, poeta, cuentista y gestor literario.

Entre vinos, risas, presentaciones, homenajes y premios literarios y hasta una tarde de pizzas voladoras (una surreal experiencia riopedrense que compartimos con Angel Antonio Ruiz Laboy y mi hijo Miguel) comenzamos en varios momentos esta propuesta de entrevista que finalmente se materializó aquí. Por supuesto, con la esperanza de que no culminen las bohemias apalabradas con el también profesor en la UPR nacido en 1976. Quienes conocemos a Alejandro sabemos que es un gran conversador, horas y horas de tertulia inteligente y mordaz.

Su camino literario no es tan reciente, cuenta con más de una década de crecimiento y desarrollo del oficio de escritor. En 2002 formó participó en el programa televisivo Grado Cero, presentado por Mayra Santos Febres. Además, formó parte del colectivo cibernético Derivas (2005-2007). Su poemario El proceso traductor ganó el Certamen de Poesía El Nuevo Día 2011 recién publicado por la editorial Libros AC. Ha subtitulado los documentales: La escena (2006) y Una identidad en absurdo (2011), de Guillermo Gómez Álvarez. Además, trabaja en un libro de cuentos y su primera novela.  Actualmente, se encuentra en la etapa final de un Doctorado en Traductología en la Universidad de Salamanca.

“En Salamanca, escribía en un banquito entre dos árboles junto al Tormes. Todo El proceso traductor se escribió allí, junto al puente romano. En Puerto Rico, la narrativa la escribo o en una biblioteca o en mi escritorio de casa. La poesía la suelo escribir en las dunas de Loíza bien temprano por la mañana, y a mano. No puedo escribir poesía en teclado, me da cosa. También suelo poner música alta cuando escribo, en particular porque me cancela los ruidos exteriores. Suelo caminar de lado a lado hasta que se me ocurre algo.” A. Álvarez

Ana María Fuster: ¿Cuándo comenzaste a interesarte en la literatura?

Alejandro Álvarez Nieves: “En mi caso, el interesarme por los libros y por escribir suponen dos momentos muy distintos. Fue mi profesora de noveno grado en la UHS la que me despertó el interés por la lectura, sobre todo porque me enseñó a cuestionar el texto, que el autor no es un dios olímpico, que se podía exigirle al autor con contundencia, que el lector ocupa un lugar importante. La profesora Currás no tan solo cuestionaba al autor, sino a nosotros, nos hacía confrontar nuestras reacciones a los textos, nos llevaba al contraste, al diálogo informado. De ahí en adelante siempre le di un espacio prioritario a los libros.  Fue una bendición, porque desde pequeño tuve claro que la literatura era un medio perfecto para cuestionar la vida en todos sus aspectos, y eso entronca muy buen con mi personalidad.”

AMF: ¿Y en ese momento fue que sentiste el llamado de la escritura? ¿Cómo llegaste a tener conciencia del oficio de escritor?

AAN: “Lo de la escritura vino mucho después. A principios de la universidad, en los noventa, esbozaba poemitas y cosas así. A veces participaba en uno que otro micrófono abierto, pero ni me pasaba por la cabeza la vocación de escritor. Y eso, que la profesora Silgia Navarro me lo había dicho el día de mi graduación de escuela superior: “Cochambro, eres un hombre de letras”. Ya para el 2002 tenía cosas escritas, pero nada concreto, mucho poema suelto, superficiales, sin mucho cuestionamiento. Pero ya mis amigos decían que eso era poesía, y que era bueno. No les hice mucho caso hasta que una ex dio mis poemas a Mayra Santos sin yo saberlo. Me contestó a los dos meses con una exhortación a la escritura. Y con todo y eso, tampoco le hice mucho caso, pero quedó sembrada ya la inquietud de la escritura en un ámbito más serio. Por eso cogí su taller en 2005, a los 29 años, acabando la maestría.

“Aunque me encantó la experiencia, fui tan terco que concluí que eso de escribir, mientras fuera un pasatiempo, no debería tener prioridad. Hasta que en el doctorado, me pasó lo mismo con la Dra. Noguerol Jiménez, del Departamento de Filología Hispánica de la Universidad de Salamanca. Un colega poeta le enseñó mis textos, y ella me convocó a su oficina para conocerme y para exhortarme que coja esto en serio. Ahí sí me convencí; me dije: “¡Coño! Dos doctoras en Literatura de dos entornos distintos no pueden estar equivocadas. De ahí en adelante escribí más a menudo y entré en los círculos literarios salmantinos. Cuando regresé en enero de 2010, sometí mi primer poemario a concurso; el resto es historia.”

AMF: Pero, explícame Alejandro, tu currículum académico es sorprendentemente diverso diversa desde la biología a la literatura comparada para terminar en un doctorado en traducción y seguir como escritor…

AAN: “Jejeje. Lo de biología, en realidad, fue por presión familiar. Tenía promedio de B, pero  había sacado una calificación altísima en el College; con eso. No tenía idea alguna de lo que quería estudiar: me gustaba el drama, la ciencia, incluso la publicidad. En mi familia, me “sugirieron” que estudiara Medicina, que en la retahíla de pelaos que eran los Álvarez nadie había podido estudiar más allá del bachillerato. Y, pues, me convencieron. Quizás lo que saco de esos años fue que cogí mucha calle, apenas estudiaba, leía textos literarios más que los de la carrera, pero la sapiencia callejera que adquirí janguiando en la escena punk de los noventa te da buena calle. La pasé muy bien, pero tenía un promedio fatal.

“Era mi quinto año y caí en una depresión terrible. No sabía lo que era hasta que me di cuenta que, en vez de estudiar para mi examen departamental del Bloque Celular Molecular, estaba releyendo Cien años de soledad. Y entonces, hice clic. En vez de solicitar la graduación, pedí cambio de concentración a Literatura Comparada. No saqué una sola B desde ese entonces, y he sido mucho más feliz.

“Cuando acabé Comparada, algo me detuvo de proseguir con la literatura como carrera. Tenía un pana en el Programa Graduado de Traducción, me hablo de él. Cogí los dos cursos de bachillerato que ofrecía Humanidades y me enganché. Lo que saco de Traducción es que me enseñó el buen uso del lenguaje. Me refiero a algo más que una competencia léxica —de hecho, eso de que los traductores somos diccionarios ambulantes es un mito—, sino a que, cuando uno traduce, descompone un texto en una lengua y lo recompone en español. Es una herramienta muy útil a la hora de escribir, invaluable incluso.”

AMF: ¿Cómo influye este macrocosmos académico en tu creación literaria y tu visión cultural?

AAN: “Influye en mi literatura al punto de que le he dedicado un poemario entero al proceso de traducir. Quiero que el lector tenga claro que traducir no es una tarea fácil, supone retos que solo los que han traducido saben. Me ayuda mucho también tener la dicha de que el lenguaje tiende a dárseme fácil. No tengo que preocuparme tanto por cómo decirlo, sino en el qué digo, qué estructura le doy. La calle y los años de biología han sido una gran fuente de temas para escribir. De ahí he sacado la mayoría de mis cuentos y de mis personajes.

“Hay un Puerto Rico cotidiano que veo ahora que por fin comienza a salir más, sobre todo en la cuentística reciente: Carlos Vázquez, Luis Negrón, Francisco Font, Yolanda Arroyo, por ejemplo. Dejo gente fuera, disculpen el lapsus. La literatura se nutre de las experiencias que metemos bajo la alfombra, y el resultado es que siento una buena cantera de ideas que iré trabajando con los años. Veo una generación que narra un Puerto Rico que siempre se nos ha escapado, y que quede claro que con esto no desdeño a los que vinieron antes ni a su trabajo, su obra fue clave para que estas voces nuevas surjan hoy. Espero poder contribuir a este nuevo surgimiento.”

AMF:  Pronto terminas tu doctorado en la Universidad de Salamanca (donde también estudiaron mis padres) ¿Cómo compararías el ámbito cultural y académico entre Salamanca y Puerto Rico?

AAN: “La diferencia en ambos casos es abismal. … Salamanca es uno de los centros culturales más importantes de toda España, en particular cuando hablamos de literatura. Piensa que es la universidad donde estudiaron Calderón de la Barca, Fernando de Rojas, Góngora, donde impartieron Fray Luis de León y Miguel de Unamuno. Aunque quizás ya no sea la mejor de toda España, aún se mantiene fuerte en el ámbito literario. La Universidad de Salamanca tiene a su cargo la edición de la antología del Premio Reina Sofía de poesía, y los galardonados visitan el recinto tanto para recibir el premio en noviembre, como para presentar el libro en abril. Imagínense la experiencia. La ciudad fue seleccionada como patrimonio cultural por la Unesco en 2002.

“De lo más que pude aprovechar de la universidad fue la constante visita de escritores, verlos, tener acceso a ellos. Allí pude ver a Antonio Gamoneda, Diamela Eltit, Álvaro Pombo, Blanca Varela (antes de morir), José Emilio Pachecho, Jorge Volpi, Fernando Iwasaki, Andrés Neuman, Espido Freyre, Ana María Matute, que me vienen a la mente así, sin pensar mucho. Había un ciclo de presentaciones todos los martes a la 7pm, donde el público podía escuchar ponencias de un autor y escucharlo leer. De paso, es de la cosas que más extraño.

“La universidad también cuenta con cátedras o convenios con países como Chile y Venezuela, que becan estudiantes y profesores al doctorado para que se imparta la literatura de esos países en Salamanca. Creo que ahora la República Dominicana también abrió una cátedra. España es el mercado grande de la literatura hispanoamericana, y los países hermanos no escatiman a la hora de enviar escritores, estudiantes y profesores a formar críticos y para que la crítica española acoja a sus escritores. Así es que se mueve la cosa. En eso tenemos mucho que aprender y mucho por hacer.

“Extrañé a Puerto Rico en esas lecturas. Me preguntaban todo el tiempo, por nuestros autores; siempre informábamos como podíamos. Recuerdo ir a lecturas de compañeros de otros países y pensar, con todo respeto: “conozco a tres o cuatro escritores jóvenes de mi isla que merecen, por lo menos, la misma difusión que los que tengo aquí de frente. ¿Dónde están? ¿Quién los trae? Tuve el honor de leer junto a colegas boricuas como Edgardo Nuñez Caballero y Joan Manuel Corcino Font en el Aula Magna, precisamente porque los profesores pedían autores jóvenes puertorriqueños. Pero podemos hacer mucho más.

“Y esa es la diferencia con Puerto Rico: la isla carece de un aparato institucional bien montado que exporte nuestra literatura. No tenemos embajadores ni representantes literarios en España, pero tengo esperanza. Los contactos los tenemos, es cuestión de quién se mueve con nosotros. Ya en el Programa Graduado de Traducción hemos firmado un convenio con Salamanca, e intercambiado profesores invitados; también hemos enviado estudiantes de intercambio. Literatura Comparada y Estudios Hispánicos pueden seguirnos los pasos si así lo desean.

“Aquí en la isla, en dos años que llevo de regreso, noto para mi gran alegría que hay muchos espacios nuevos y mucha gente buena dispuesta a meter mano en el ámbito literario. Hay que entroncar ese esfuerzo con la academia local, que tiene que participar más de las nuevas iniciativas, también las instituciones. Sin un esfuerzo aunado entre todos, se nos caerá el quiosco. ¿Quién sabe? Quizás en unos años se pueda fundar la Cátedra de Puerto Rico Luis Palés Matos en la Universidad de Salamanca, con estudiantes becados y profesores invitados que difundan a nuestros autores. Nuestra academia es muy buena. Créeme cuando te digo que, a la hora de codearme con gente de mi entorno por allá, yo le echo la Universidad de Puerto Rico a cualquier otra. Ya en el Festival de la Palabra me topé con un estudiante francés de la USAL que trabaja una tesis doctoral de Magali García Ramis. Vino como voluntario para el festival, gracias a nuestros contactos. A ese tipo de joven hay que ayudarlo, por ejemplo. Repito, la gente está, lo que tenemos que hacer es aunar esfuerzos con la academia y las instituciones.”

AMF: Siguiendo con el Festival de la Palabra de Puerto Rico, perteneces al Comité de Escritores, ¿cuál es la función del Comité? ¿Y qué hay de tus mayores satisfacciones en el Festival y su organización?

AAN: “Lo que hacemos [en el Comité] es curar el festival, escoger por votos a cada autor que invitamos, y encargarnos de las actividades para los escritores antes y durante el festival. ... También escogemos en comité al Escritor Destacado y al Premio Nuevas Voces. No es una acción unilateral, hay un comité que se reúne periódicamente para que el festival sea lo más inclusivo posible. Invitamos a todo tipo de autor local y velamos porque seamos lo más abarcadores que podamos. Eso se reflejó en el festival del año pasado. La gama de autores locales refleja una literatura fuerte y diversa... Esa es la idea y el objetivo. ¿Qué cómo los escogemos? Leemos a nuestros autores, compramos sus libros, los leemos con calma,  hay que leer a los colegas, me parece fundamental, sobre todo los textos publicados recientemente, y así cada cual produce una lista y luego nos reunimos, se presenta cada nombre y se pasa a votación. Te imaginarás que las reuniones son largas y que habrá discrepancias, pero al final, siento orgullo por lo que hacemos. Este año tenemos un comité nutrido y diverso: Yolanda Arroyo Pizarro, Awilda Cáez, José Cáez, Alejandro Carpio, Ángel Antonio Ruiz Laboy, Pedro Cabiya, Carlos Vázquez, Tere Dávila y este servidor.

“Me satisface colaborar con el festival porque creo fielmente en la misión del proyecto: fomentar la lectura en Puerto Rico y exportar nuestros autores. Pude visitar escuelas públicas en año pasado y presentarme ante los estudiantes. Quien me diga que a la juventud no le interesa la literatura y que los maestros no están comprometidos o desconoce o no tiene compromiso con su país. Nada más hermoso que ver esos niño interesados por leer; que te han leído y que te preguntan sobre tu obra. El vínculo del escritor con la juventud lectora de su país es fundamental para la literatura puertorriqueña, y el festival ofrece esa plataforma a nuestros autores.

“Por otro lado, cuán hermoso es ver a nuestros autores sentados en mesas con la mejor literatura hispanoamericana y mundial. Este año nuestros escritores fueron muy activos en las mesas, y el público reaccionó muy bien. Me consta que el intercambio personal, ese tú a tú que provee el festival, ya le ha dado oportunidades a los nuestros de publicar en antologías, de presentarse afuera. Esa es la meta, que nuestros autores salgan de la isla a ocupar el lugar que merecen con los hermanos escritores de afuera. Todavía hay mucho por lograr en ese sentido, pero ya estamos encaminados.”

AMF: ¿Qué nos puedes adelantar para el 2013 de este y del Salón Literario Libro América?

AAN: “Lamentablemente, no puedo adelantar nada todavía. Sí puedo decir que hemos hecho gran parte de la curación de este año 2013, y la cosa pinta muy bien, pero no estoy en la libertad de divulgar nada al respecto, porque es muy temprano. Sí estaremos en la misma sede para las mismas fechas más o menos, así que, marquen del 9 al 13 octubre de 2013, que hay festival. Pronto nuestro Comité de Prensa divulgará más información. También seguiremos con nuestros talleres de redacción creativa, que responden a la iniciativa de fomentar la escritura en el público que no tiene acceso a la academia. Pronto anunciaremos en ciclo de este año. Habrá actividades en Casa Concha Meléndez de lecturas de poesía, cuento y teatro desde febrero, que organizaremos una vez al mes, en aras de promover a nuestros autores no solo durante el festival sino todo el año, invitar a todos los colectivos literarios del país, entablar enlaces con la presa, que también son escritores, visitar las escuelas, traer invitados del extranjero...”

AMF: ¿Con qué momento especial te quedas del Festival del 2012?

AAN: “La experiencia con la que me quedo durante el festival pasado fue con la Escuela Intermedia Venus Gardens. Se habían quedado fuera del anfiteatro por falta de cupo, y estaban realengos por el museo. Como había visitado la escuela durante la semana, las maestras se me acercaron para ver si podía dar una charla a los niños como la que di en la escuela (eran otros grupos). Además, todos los espacios para charlas estaban ocupados. Así que los senté en el medio del vestíbulo y me puse a hablar. No sé cómo rayos lo logré, pero prestaron atención y se fueron contentos, sobre todo las maestras. Por poco me quedo sin voz (no había micrófono) y dejé a una amiga que me había invitado a comer plantada, pero la experiencia con los niños valió el esfuerzo. Esas caritas no se me olvidarán nunca.”

AMF: Vamos al poeta, ¿cuándo comenzaste a escribir?

AAN: “La poesía es el género que más he trabajado. Confieso que comencé por desahogo, no por un interés por trabajar una poética en particular. Lo primero que hice, me da un poquito de vergüenza, pero pues, es la verdad, fue rescribir canciones que estuvieran de moda. Eran unos esperpentos horribles.

“Pero luego me di cuenta que podía expresar cosas mías. Entonces comencé a leer más poesía, mucho más. Al principio, imitaba a mis poetas favoritos: José Emilio Pacheco, Gonzalo Rojas, Álvaro Mutis, Juan Gelman, Francisco Matos Paoli, José María Lima, Blanca Varela, Luisa Valenzuela, Julia, Ángela María Dávila, y un gran etcétera. La cosa es que uno poco a poco comienza a buscar voz propia, que no se parezca a nadie, que fuera mía y que abriera paso a lo que quería expresar como lo quería manifestar. Eso me tomó mucho tiempo y mucha paciencia. La vine a encontrar en Salamanca una década más tarde, ni siquiera me di cuenta. Fue una amiga  salmantina del doctorado, Vega Sánchez, la que me dijo: ¿Ves este poema? Esto es lo que tienes que buscar; ese eres tú. Tenía razón. Ese es mi consejo, busquen una voz primero, no hay prisa para publicar, para eso se tiene tiempo porque el escritor crea toda la vida: uno no se retira de escribir, la escritura retira a uno hacia la tumba.”

 

AMF: Y, ¿tu relación con la palabra, como describes esa forma de sentir el proceso de escritura?

AAN: “Mi relación con la palabra es de amor-odio, como todas las cosas serias. La palabra para mí es una sibila que escolta al poeta por toda la experiencia de la vida, con tropezones, insuficiencias y satisfacciones, todas a la vez. Siento el verso como un diálogo con una imagen o un concepto. Interactúo con la imagen, como si le respondiera a una foto, porque me parece que ni la imagen ni la palabra pueden expresar lo mismo, pero si se imbrican mutuamente, puedo llegar a otros espacios discursivos.”

 

AMF: ¿Cuáles son tus temas o motivaciones principales en la poesía?

AAN: “Creo que esa insuficiencia de la experiencia humana es el gran tema, si es que un autor puede hablar bien de lo que escribe. Vivimos en una crisis de representación rampante, y cada vez que nos queremos aproximar a lo que queremos, nunca llegamos del todo, por lo menos yo. Decía Warhol que el artista siempre anda en la búsqueda; el artista que piense que haya llegado a un lugar y que ocupa un puesto ya ha dejado de ser un creador; eso aplica a la literatura. La poesía como alimento que nutre los espacios vacíos, como el fuego. En ese sentido, trabajar esa carencia bajo el tropo poético me parece un acto de expresión contundente, pero no de denuncia. Con mucho respeto a mis colegas y sin subestimar el trabajo de otros, creo que la poesía es más efectiva como aparato de manifestación que la denuncia que conduce a ella. Por eso, mi afán con problematizar la imagen con la palabra, y que la palabra complique más esa asimetría. Preguntarse por ejemplo, ¿por qué el camaleón cambia de color? ¿Tendrá control del color o será que las células que lo cambian responden automáticamente al entorno cromático? Si es así, es bien duro ser un esclavo de nuestra propia condición, que lo que nos defina sean rituales que se repiten; el ritual como reivindicación humana. Es algo bien duro. Eso es más o menos lo que hago.”

AMF:   Te conocí en la premiación del Certamen de Poesía del Nuevo Día, fuiste el gran ganador con tu poemario El proceso traductor, recién publicado y que se presentara próximamente. ¿Cuál fue tu experiencia con este premio?

AAN: “La verdad es que jamás me imaginé que iba a ganar el premio. Participé a última hora y a insistencia fehacientes de algunos colegas, que no mencionaré ahora.  Siempre había pensado presentarme al concurso, pero no lo había hecho hasta ese momento. Recuerdo que entregué, me sumí en la tesis y en las clases que imparto, y me olvidé de ello hasta que me llamaron. Como cuestión de principio, no creo en la filosofía de los concursos. Al final, ¿quién tiene la capacidad de determinar que un autor es mejor que otro? No creo en la literatura como competencia. Sin embargo, de la forma en que el mercado literario se mueve hoy, es muy evidente que si uno no se gana un premio, las posibilidades de publicación son ínfimas. Tuve suerte. Y, cómo no, todo hay que decirlo, que gente del calibre de Luce López Baralt y Ángel Darío Carrero valoren tu trabajo es una gran satisfacción. Uno se siente que esto vale la pena y que se encamina por la ruta indicada. También siente, por otro lado, que no es suficiente, que uno ahora tiene que continuar superándose como escritor.”

AMF: Tu poemario alude directamente a tu profesión, ¿cómo combinas ese trabajo del traductor con el poeta?

AAN: “Combinar la traducción con la vocación escritora es muy fácil,  precisamente porque traducir no es crear literariamente y escribir no es crear traductológicamente. Aunque sí ambas prácticas son complementarias. Para mí es una bendición porque una me da un respiro de la otra: son dos prácticas que consumen mucho. Ahora enseño a traducir, en incluso me gusta más que traducir en sí. Veremos por dónde me llevarán esos llamados a la cátedra.”

AMF: ¿Cómo ha sido tu experiencia del manuscrito El proceso traductor al libro publicado?

AAN: “Sin duda publicar no es fácil. Uno piensa que supone enviar un texto a una imprenta y ya. Sin embargo, requiere mucho más rigor. Tuve la dicha de que Libros Ac, que suelen publicar narrativa, hayan hecho una excepción conmigo. Aprendí sobre todo la paciencia de saber que tienes un buen texto, pero que el paso a libro requiere de muchos factores que hay que equilibrar para que todo quede bien. Agradezco a Samuel Medina y su grupo, porque me han dado un libro hermoso y bien cuidado. También agradezco a la Dra. Francisca Noguerol Jiménez de la Universidad de Salamanca por realizar un comentario del poemario que incluimos al final del texto a cambio de mi gratitud; es un privilegio que Paqui me haya comentado.”

“Lo hizo porque quería. La culpa no era la razón por la cual aquel sobre pesaba tanto en el bolsillo del pantalón. Tan pronto llegara a casa con aquella nota, su madre emplearía los métodos disciplinarios aprendidos por medio de la Psicología. Consistían en un cinturón de cuero de los de antes, de los de verdad, de los que impregnaban la habitación con su olor a piel quemada. Tenía un centímetro de grosor por diez de ancho, grabados con temas del Viejo Oeste. Su mamá lo había comprado en el Paseo de Diego en aras de que se convirtiera en instrumento de cordura y sabiduría para él. Para esos tiempos, ya habían salido a la luz pública varios estudios pedagógicos en cuanto a la crianza sana gracias a la  metodología psicológica. La joven madre había probado todas las técnicas. Harta de las andanzas incorregibles de Junito, un día echó los libros a la basura, compró un cinturón de macho y escribió en el dorso P-S-I-C-O-L-O-G-Í-A, con marcador rojo. Una vez bautizado, lo colgó detrás de la puerta principal de la casa, como aquellos reyes que exhibían las cabezas empaladas de sus enemigos en la entrada de la ciudad. El escarmiento estaba servido.” Alejandro Nieves Alvarez, fragmento de Psicología

Te invitamos a leer este cuento en:

http://salonliterariolibroamerica.com/Alejandro__lvarez_Nieves.html

 

AMF:  Además, eres cuentista, ¿Cómo contrastas tu trabajo de poeta con el narrador?

AAN: “En mi caso, me funciona la narrativa porque exploro aspectos de mí que distan mucho de lo que busco con la poesía. Con los poemas juego entre ojo y mano, cuando cuento simplemente soy más canalla, suelo perder la elegancia. Contar en Puerto Rico supone por obligación recrear una cotidianidad isleña que no nos simpatiza, pero hay que tener la disposición y las agallas para emprenderla; eso implica que el escritor requiere algo de maldad para lograrlo.”

AMF: ¿Cómo nos describes tu estilo narrativo? ¿Qué temas trabajas?

AAN: “En cuanto a estilo, no suelo perder en la narrativa la intensidad de la poesía, eso no debe cambiar. Me gustan los cuentos cortos, que vayan al grano, pero que no se conviertan en cuentos arquetipo ni mucho menos. Entiendo que debe haber un balance en el lenguaje, con palabras soeces en momentos precisos, y siempre con buena sintaxis, me gusta que la escritura sea limpia y cuidada. Me encanta balancear diferentes registros en la misma voz narrativa en un cuento; no te puedo explicar cómo lo hago exactamente. Es que la voz narrativa me sale así, con oraciones en registro formal que suben y bajan constantemente. De alguna forma rara, funciona.

“En los cuentos mezclo dos temas: el mito del pseudo-macharrán y los miedos cotidianos. Al macharrán lo conocemos todos, ese macho cabrío caribeño, y está muy bien lo que otros han logrado con él. Pero me parece que aquí también hay mucho hombre que quiere emular ese estándar tan fastidioso, y que simplemente no puede, cosa que lo destruye por dentro. La presión de cumplir con el estándar de la hombría en Puerto Rico es un factor muy dañino. Así, mezclo el personaje masculino que se supone que actúa de alguna manera dentro de los estereotipos boricuas, pero que al final, simplemente, no puede. También trabajo personajes femeninos fuertes, que sí pueden lograr eso que se espera del varón. Las mujeres boricuas tienen una fortaleza elegante que me encanta, pero que se debe narrar más. Trato de darles voz y espacio en los conflictos cotidianos, pero a la vez muy psicológicos: hacerse cargo de un padre enfermo con un trabajo de hotel, enfrentar a una roommate loca, sacar a la hermana de una relación violenta, lo que pasa una mujer boricua ante el machismo español, el sufrimiento de una mujer por saber si su padre alguna vez la quiso, lo que le pasa a una mujer boricua cuando recurre a la violencia. Con los hombres trabajo cosas como no atreverse a decirle a una amiga que la ama, la venganza de un asesino de vivos y de muertos, la desilusión de un niño ante la caída del héroe infantil, la incapacidad de dos amigos varones de decirse que se quieren salvo por mensaje  de texto. En fin, me mantengo en lo cotidiano.”

AMF: ¿Cómo es tu proceso de traducir a un colega escritor?

AAN: “Hasta ahora solo tengo dos traducciones literarias publicadas, una al inglés, la otra al español. Traducir es un acto de amor total porque, en el proceso de descomponer y recomponer, el traductor desarma el texto de su autora (he tenido autoras, no autores todavía), encuentra cómo lo montó, cuáles fueron las influencias, qué hay tras los bastidores, para luego cerciorarse que el lengua meta que el texto no tan solo se lea bien, el reto es que enlace muy bien con la literatura de la otra cultura.

“En ese sentido, fue un reto traducir a Yolanda. No es lo mismo hablar de la mujer y la esclavitud en Puerto Rico que en Estados Unidos, jamás en la vida. Sobre todo cuando desarmas el texto y ves las influencias textuales que contiene el texto, que uno no revela por respeto a la autora. Intenté que Las negras pueda insertarse bien en una literatura que se ha trabajado mucho más en la lengua meta que en al de origen. Tuve la dicha de tener un texto muy bien escrito; cuando eso ocurre, un texto suele traducirse casi solo, y el traductor tiende a dar lo mejor de sí. En efecto, traducir supone un componente ético muy importante, y su resultado es un acto de amor: uno tiene ese bebé de otra en las manos, y asume la labor de cuidarlo lo mejor posible, pero siempre con la conciencia de que ese cuidado lo asume uno como mejor lo cree, con una libertad de criterio como autor de la traducción.

“Tenemos que traducirnos. Hay toda una literatura puertorriqueña de la diáspora que se puede traer a la isla mediante la traducción; igualmente, la traducción es la forma más eficiente de exportar nuestros escritores isleños, aprovechando el aparato de la diáspora. Es una iniciativa que tenemos que explotar.”

AMF: En diciembre de 2012, fuiste homenajeado junto a los poetas José H. Cáez y Javier Febo como escritores emergentes destacados por la Sociedad de los Poetas Vivos ¿Qué significo esa distinción para ti? ¿Alguna anécdota de esa noche que puedas contar?

AAN: “No hay nada más nítido que tus propios colegas reconozcan lo que uno hace. Hay mucha calidad en nuestra ínsula barataria y se publica mucha poesía también. No me lo esperaba en lo absoluto. Para mí significa un honor y un privilegio enorme; soy muy afortunado al respecto. Agradezco a la Sociedad por la osadía de haber reconocido, se siente bien. Que tus colegas lean tu obra es una sensación muy bonita, es un acto de amor que uno nunca olvida. Ojo, también es un reto, una exhortación a mantener la creación viva, de no quitarme, de seguir con la escritura hasta el final, el reconocimiento es una bocanada de aire.

“Recuerdo muy vivamente las miradas, sinceras, atentas, alegres, llenas de amor al otro. Uno no solo tiene el privilegio de escuchar lo que ha escrito en boca de colegas, sino que puede observar cómo el público lo digiere, cómo lo disfruta, cómo se despliega el corazón de los demás ante la obra propia. Es indescriptible; me quedo con eso, con el calor que se vivió aquella noche, no me hace falta más nada. Fue un privilegio compartir tarima con José y Javier, que de paso, son poetas excelentes. Un lujo estar junto a ellos, la verdad.”

Nos despedimos con un hasta pronto en alguna bohemia improvisada, unos vinos cargados de buena conversación. Le deseamos muchos éxitos apalabrados, con la certeza de que Álvarez Nieves tendrá su sitial firme dentro de las letras hispanoamericanas. Y en lo se le “ocurren” que nuevos poemas, medita en sus nuevos proyectos, libros, gestiones culturales, les dejamos con un poema de Alejandro que tuve el honor de leer en el Poet’s Passage con motivo del reconocimiento que recibió dirigido por la Sociedad de los Poetas Vivos.

 

Reveal

dejemos la boca

asentada en la puerta;

que sean las manos

quienes extirpen

la piel de las palabras.

comprobemos

si es posible exprimir

el éxtasis de cada lágrima.

pongamos a prueba

si los gritos

se pueden marcar

con arañazos.

verifiquemos

si las promesas pueden quebrarse

al moldear cinturas.

descubramos

si los brazos son capaces

de arropar más que el silencio.

veamos si al apretar “te quieros”

brotan moradas

entre los suspiros.

manifestemos, pues,

los dientes de los dedos.”           Alejandro Álvarez

 

La próxima cita, a la que están todos invitados será el miércoles 13 de febrero de 2012, a las 7pm en la librería Libros AC, en Santurce frente a Ciudadela, cuando se presentará oficialmente su poemario El proceso traductor, palabras a cargo de la profesora Melanie Pérez y Angel Dario Carrero, modera Yolanda Arroyo.