Cuento Corto: Universos paralelos

Creativo

altPuerto Rico gana 3 a 0 el Clásico Mundial de Béisbol. Nadie en la isla se queda sin celebrar la victoria con sabor a mofongo. Vino, cerveza o pitorro llenan las copas de los vencedores. En el resto del mundo, los ciudadanos miran sus mapas para saber en dónde se encuentra el país ganador.

El papa anuncia su primer viaje a la isla del Caribe para llevarse un cargamento de café para el Vaticano. Además de bendiciones llegan incrementos en la valoración de unos bonos otrora chatarras. Los turistas vienen de todos los continentes para ver el museo levantado en honor a los peloteros héroes. Los visitantes quieren llevarse recuerdos de Puerto Rico; tierra con aroma a gasolina, tirillas de los gabanes de los legisladores, sin olvidar de adquirir muchas pelotas firmadas por los campeones. El tsunami turístico deja ganancias extraordinarias para convertir a Borinquen en una superpotencia de salsa con reggaeton.

Las naciones acuden a pedir préstamos a los nuevos ricos del sur del Atlántico. Los habitantes del archipiélago boricua erradican la pobreza, la criminalidad hasta transformarse en la megalópolis del mundo. Las torres de construcción parecen brazos de gigantes que no paran de construir hoteles, condominios, estadios, bancos, escuelas, iglesias y museos. Los ciudadanos se disfrazan de finura al engalanar sus vocablos con sonrisas imborrables. Algunos aseguran ser más millonarios que otros. Se enfrascan en una clasificación de clases: ricos, millonarios y billonarios. Surgen miradas de desprecio entre las castas. Una chica rica se enamora del hijo de un millonario.

"Mi hijo no se rebajará en una unión así, él se merece una billonaria".

Los ricos se enojan con lo millonarios para iniciar una guerra civil. El resultado de la secesión es el destierro de todos los ricos gracias a una alianza de los millonarios con los billonarios. El país se ciega con el esplendor de las esmeraldas, rubíes y zafiros. Los billonarios se sienten superiores ante el brillo de sus carteras rellenas de oro y plata. Los millonarios se hacen lacayos de los billonarios.

Tras muchos meses de servilismo, los millonarios terminan pobres.  "Pobres", hace años no se escucha esa palabra. Regresa la criminalidad a dar colorido  a los noticieros.  El país toca la sangre y la seda. Los billonarios viven felices; los pobres se conforman. El país huele a letrina y a videt. Los billonarios fabrican recuerdos mientras los pobres viven de sus memorias. El país escucha tiroteos y a Sibelius. Ya nadie se fija en la nación que una vez fue la más poderosa.  El país sabe a frituras y a paté. La isla ganadora 3 a 0 en el Clásico Mundial de Béisbol se cubre con montañas de chatarra adornadas con algunos castillos de oro.