Asesinos potenciales

Creativo

altSe busca asesinos potenciales.

La Fiscalía federal, en la Calle Chardón, tiene 12 plazas disponibles. Es verdad que es un empleo temporal y que no paga mucho, pero en estos malos tiempos un trabajito, aunque sea mal pagado, es mejor que nada. Además, a los aspirantes no ha de importarles tanto la paga como la honda, íntima satisfacción de sentir que el asesino en potencia que hay en ellos puede por fin realizarse en acto.

Si usted es de los que sienten a veces ganas de matar a alguien, pero se contiene por temor a las consecuencias legales, cualifica. Si usted es de los piensa que ojo por ojo y diente por diente es una buena ley, cualifica. Si usted cree que el gobierno tiene derecho a quitarle la vida a un ser humano, cualifica.

Uno de los beneficios marginales de ese trabajo es que usted puede realizar el sueño de su vida sin mala conciencia. Porque no lo van a poner a halar el gatillo, ni a enchufar la silla eléctrica, ni a poner una inyección letal. No, nada de eso. La sangre no manchará sus manos porque quien comete el asesinato es otro. Usted sólo toma la decisión de asesinar. Más o menos como cuando un bichote manda a “tumbar” al adversario: él da la orden, el trabajo sucio lo hace otro. Sin mala conciencia.

Después que usted logre ser elegido uno de los 12 (perdón por el paralelo evangélico), lo que tiene que hacer es dejar que la Fiscalía federal haga su trabajo. Rosemilia y compañía harán todo lo posible para que usted y los otros once (vamos a llamarlos Jurado, para hablar claro) tengan los argumentos que les permitan “librar la chiva”. Es decir, que como ustedes todavía no han podido “limpiarse” a alguien, porque hasta ese momento sólo son asesinos en potencia, Rosemilia, la bichota federal, se va a esmerar y los va a complacer para que ustedes puedan alcanzar ¡por fin! esa indefinible satisfacción que sienten los asesinos cuando, impostores de Dios, toman la vida de otro ser humano.

Si en algún oscuro rincón de su mente, de su corazón, de su conciencia o donde demonios sea que usted siente algo, ha pensado o sentido que es capaz de matar, matar porque sí o por cualquier motivo; si se ha descubierto a usted mismo haciendo “juegos de conciencia” para justificar un asesinato; si, con engañosa pasión redentora, le gustaría “limpiar” la sociedad de criminales, dándoles de su propia medicina, usted es un asesino en potencia. En tal caso, a la Fiscalía federal le interesan sus servicios como jurado para un caso de pena de muerte. Por que sólo un criminal puede matar u ordenar la muerte de otro ser humano. La Fiscalía federal lo sabe, por eso usted le interesa.

El servicio que la Fiscalía federal quiere de usted, asesino potencial, es algo que usted ha estado acariciando quizás por mucho tiempo y que ahora se le presenta con una doble ventaja. Consiste en ayudar a cometer un asesinato –ya que no en ejecutarlo usted solo y por su propia mano- sin que puedan acusarlo de nada. ¡Ni a Sherlock Holmes se le hubiese ocurrido! Usted que tantas vueltas le ha dado al asunto, conteniéndose por temor al castigo o a Dios sabe qué; usted que en secreto se ha avergonzado a veces de su instinto criminal, pero se levanta de esas “caídas” más decidido a saciar ese instinto; usted que, siendo buen hijo, esposa, padre o ciudadana, lleva por dentro esa oscura voz que le susurra el desprecio a otras vidas, tiene ahora una oferta para cumplir su tenebroso sueño: matar a un ser humano. Sí, porque ordenar un asesinato y ejecutarlo son la misma culpa. Sí, porque entre el asesinato en la calle y el asesinato ordenado por usted como jurado no cabe el grueso de una tela de cebolla.

Bien sé que, como asesino potencial, lo que desea es echarse al cuerpo a alguien usted solito. También sé que mandar a otro en vez de darse el gusto usted mismo no es lo que usted quiere. Lo siento. Son parte de las condiciones del empleo.

A los interesados, les prevengo que este puede ser un trabajo frustrante. Basta que a Rosemilia se le “cuele” uno que no sea un verdadero asesino en potencia, alguien capaz de experimentar un leve escrúpulo moral, alguien que no pueda cargar en su conciencia el peso de un asesinato. En ese caso, durante la reunión para acordar el asesinato el que se le “coló” a Rosemilia “se tranca” y llora y moquea. Entonces los otros, verdaderos asesinos en potencia, sienten asco de esa “debilidad” y le mandan decir a Rosemilia que lo sentimos mucho Rosie, por esta vez no pudo ser, será en la próxima. Y Rosemilia, vestida y alborotada, no tiene más remedio que, con fingido aire de serenidad, dar cara a los periodistas (esa cara que tiene un toque de Picasso) para decirle al país que tiene sed de justicia, pero que está satisfecha con el veredicto. Los que no estén preparados para eso, no les recomiendo aceptar el trabajito porque el golpe es fuerte. Según lo confesó el presidente de un Jurado que no pudo ponerse de acuerdo para ordenar un asesinato, cuando eso pasa los verdaderos asesinos en potencia no pueden comer ni dormir durante varios días, se les revuelve el estómago y sienten un reconcomio y una cócora insoportables que sólo se les alivia ante la perspectiva de que los vuelvan a reunir para tratar de “freír” a otro.

Si usted es un asesino potencial y la Fiscalía federal lo llama para servir como jurado en un caso de pena de muerte, haga lo que siempre ha hecho: esconda sus verdaderos sentimientos, no revele ni sombra de sus instintos asesinos, cántese la mejor persona y el mejor ciudadano. No se sienta mal por eso, la muerte y la hipocresía son amigas.

Si usted no es un asesino en potencia, trate de entrar también a ese jurado. Puede ser que usted sea la diferencia entre la vida y la muerte.