Uno de los más cotizados comediantes de Puerto Rico, Luis Raúl Martínez, mejor conocido como Luis Raúl, fue acusado en el día de hoy de no haber rendido sus planillas de contribuciones por cuatro años, 2007 al 2010. No es la primera vez que un conocido artista del país es acusado de evasión contributiva. Tampoco esperamos que sea la última. Ahora bien, ¿qué nos dice esta situación de los estándares morales y éticos de aquellos que, por lo mínimo, nos hacen reír?
Los que vivimos protestando en este país caribeño lo hacemos por cosas tan disímiles como lo son las luchas ecológicas, así como los abusos policiacos, y más aún la violencia generalizada. Pero cuestionar y/o oponernos a aquellos que incumplen sus deberes ciudadanos, es algo que de ordinario no hacemos. En este sentido, lejos de sancionar en negativo al estado, sería bueno examinar también la condición del evasor, en este caso un artista reconocido, y tomar posición crítica sobre el asunto. En su caso, los informes indican que no le fue muy mal durante dichos años que no rindió su informe anual sobre ingresos. Para dichos años obtuvo ingresos de cerca de un millón de dólares, lo cual le permite tener una vida más que justa. Pero, con los cerca de 240 mil dólares que debió de haber rendido, ¿cómo les pudo haber ido a los pobres y necesitados del país con dicha cantidad de dinero?
Tal vez todos y todas debemos de poner de nuestra parte de por lo menos cumplir con los requisitos mínimos que se requieren para vivir en esta sociedad. Sobre todo asumiendo las responsabilidades sociales que tenemos para que se den los servicios y los beneficios a los cuales todos y todas tenemos expectativas.
Estimular la no organización, en parte contribuye a la no mejoría del país. Un poco de orden social y cívico, es a veces muy útil.