Breves en la cartografía cultural: Unos brevísimas reflexiones acerca del micro cuento en Puerto Rico y su impacto en el panorama actual

Cultura

altEn el panorama literario boricua, estamos siendo testigos en estos momentos de la popularidad creciente del género narrativo que privilegia la síntesis: el micro cuento. Varios ríos culturales y tributarios han contribuido al delta actual.

Si nos vamos al siglo pasado, referentes son, entre varios, las miniaturas de Pedro Juan Soto, los aforismos de Julio César López, las crónicas urbanas de Ricardo Alegría Pons, las apalabradas páginas para videófilos de un C.J. García o las piezas de Daniel Rivera, escritor que participaba de las Peñas literarias de Crucie Morales en El Viejo San Juan y que contribuyó en diferentes ediciones de Taller Literario, un autor que definitivamente hay que rescatar. También de este colectivo es imprescindible mencionar, por un lado a Antonio Aguado Charneco, y por otro a Juan Carlos Fred Alvira; por ellos conocí el género y bajo su influencia, digamos, fue que escribí mi primer microcuento en 1994. En realidad, los narradores boricuas siempre tuvieron un espacio para el micro cuento, pero no necesariamente como ejercicio consecuente; era más un ‘experimento’ dentro de un todo. Mencionado lo anterior, sería interesante una antología que reúna esas miniaturas narrativas.

Pero a partir de la primera década del siglo XXI eso comenzó a cambiar. Basta con mencionar títulos como Breviario (2002) de Juan Carlos Quiñones, o Edición Mínima (2005), breve antología de aforismos y micro cuentos compilada por Julio César Pol. También ha sido determinante el certamen anual de micro cuentos patrocinados por Editorial Norma y el Programa Graduado de Escritura Creativa de la Universidad del Sagrado Corazón. Con un título apoteósico y global el evento continúa generando entusiasmo entre escritores y lectores.

Tampoco podemos dejar de lado el impacto de la tecnología. En el espacio cibernético la popularidad del uso de las bitácoras o blogs, el chat como medio que permite el intercambio inmediato, incluso los correos electrónicos fueron elementos que abonaron, unos de manera indirecta, el terreno fértil para incrementar el gusto por la narrativa hiper breve. La posibilidad constante de ‘textear’ que ahora ofrece la industria telefónica a través de celulares y ‘smartsphones’ o teléfonos inteligentes, es una muestra más de lo anterior. Y es obvio que en esa dirección la red social que mejor ilustra esta ligazón con el micro cuento es Twitter.

Y por supuesto, la producción de escritores en tiempos recientes se ha dejado sentir. Por un lado, una serie de autores publican libros destacados que si no son propiamente de microcuentos, sí presentan al lector una propuesta conceptual-creativa que privilegia lo breve mediante el aforismo o la poesía breve. Varios cuadernos de Alberto Martínez Márquez lo ejemplifican, así como secciones específicas en poemarios de Julio Cesar Pol (La luz necesaria), Ana Maria Fuster (Tras la sombra de la luna) y Stefan Antonmattei (Erótica). En esta misma dirección, pero ya de forma íntegra, es decir, obras que de la primera a la última página ofrecen esa síntesis total son: Casquillos y Mi sal, de David Capiello-Ortiz; Dosis, de Mayda Colón; Minoría absoluta de Federico Irizarry; y Ese lugar bajo mi lámpara, de Mairym Cruz Bernal.

Ya entrando propiamente en territorios del micro-cuento, es pertinente puntualizar que ahora se publica más que nunca el micro cuento no desde ese detalle particular en la página de un libro, sino como una propuesta orgánica. Eso ha marcado la diferencia. En esa dirección podemos mencionar excelentes libros y autores: Nueve de Gretchen López, (La secta de los perros); Contramundos, Alberto Martínez Márquez (Isla Negra Editores); El fraile (con) fabulado, Rubis Camacho, (Letra Negra Editores); Brevísimos para la Elegancia, Rayza Vidal, (Colección de Autora); y Tegucigalpa, de Cindy Jiménez-Vera (Erizo Editorial).

Yo, por mi parte, coloqué un grano de arena en el panorama con Universos, publicado el año anterior por Isla Negra Editores. Tengo que reconocer que desde que comenzamos a dialogar Carlos Roberto Gómez y yo acerca de la posibilidad de publicar en su editorial, él estaba particularmente interesado en mis micro cuentos. Detalle que le agradezco porque entiendo que esa colección de miniaturas cercanas a la sugerencia, instaladas en cierta textura discreta, fue una forma idónea a la hora de presentarme como escritor ya propiamente publicado, después de un voluntario y deliberado silencio editorial.

En estos últimos meses, he estado conversando acerca del micro cuento con el escritor Emilio del Carril. Por su acercamiento consecuente al género, ya desde una investigación que realiza sobre la microficción en Puerto Rico y por esa serie que ha titulado En el reino de la Garúa, hemos compartido nombres de escritores, títulos, e impresiones sobre lo que conlleva acercarse a este género (que Hispanoamérica abraza desde hace mucho con entusiasmo; aquí pienso, por ejemplo, en Luis Britto García, en Borges y Bioy Casares, o en Ana María Shua). De mi propuesta en Universos compartí con Emilio esa satisfacción que recibe un autor cuando encuentra el marco adecuado para introducir las diferentes piezas.

Y si tiene todavía dudas de la popularidad actual del micro cuento en Puerto Rico puede despejarlas con tan solo pensar en dos eventos culturales. El primero aconteció el pasado 27 de junio en la Librería Mágica. Y se trataba de una noche dedicada a la microficción, bajo el auspicio de la Alianza de Narradores, un proyecto gestionado por Marlyn Cruz-Centeno y De Palabras, Inc.

El segundo acontecimiento al que llamo su atención, ocurrirá el próximo 6 de julio en San Sebastián, como parte del Festival de la Hamaca y coordinado por la escritora y gestora cultural, Marisol Vélez Aquino. El evento se titula Lectura de poesía y microtextos por escritores puertorriqueños contemporáneos, y contará con la participación de importantes autores del panorama literario boricua. Hay mucho entusiasmo en el ambiente con respecto al micro cuento. Auguro que vendrán más eventos. Pero recuerde, la cita más cercana con este género literario es el sábado en la Ciudad del Pepino, y comienza a las seis de la tarde. Llegue temprano y no se lo pierda.