30 ANIVERSARIO DEL FESTIVAL NACIONAL DE LA HAMACA: TRES DÉCADAS DE CULTURA Y NACIONALISMO PUERTORRIQUEÑO

Cultura


Por trigésima ocasión consecutiva celebramos en el Pepino el Festival Nacional de la Hamaca: nuestra actividad cultural más importante. La que se ha convertido en la mejor de su género en todo Puerto Rico. Lo que comenzó en 1981 como un reconocimiento a los nobles hamaqueros pepinianos del barrio Robles es hoy un banquete y fiesta cultural, y la mejor plaza de venta y exposición de artesanía puertorriqueña. Surge como una iniciativa de Casa Pepiniana de la Cultura para preservar la tradición de la confección de hamacas en el Pepino y para que los artesanos pepinianos tuvieran anualmente una ocasión para vender sus trabajos.

Los primeros años se celebró en el Coliseo Municipal Luis Muñoz Marín. Se daban dos actividades simultáneas: una en el interior del Coliseo, bajo techo, para la exposición y venta de artesanías y otra en el exterior para los espectáculos artísticos y musicales y la venta de refrigerios. En 1988 se traslada a la Plaza de Recreo Román Baldorioty de Castro. Para albergar a los artesanos se colocaron carpas y se le dio el carácter de feria y fiesta de pueblo que hasta hoy se ha mantenido. En los últimos años se ha realizado en el estacionamiento del Estadio Juan José “Tití” Beníquez.

Siempre hemos disfrutado de espectáculos artísticos dentro de la tradición puertorriqueña: música típica, trovadores, poesía, bailes, salsa, bomba, plena y nueva trova. Desde el principio se ha dedicado a grandes puertorriqueños que con su talento, dedicación y compromiso han engrandecido nuestra Patria y de los que hemos aprendido a valoramos. Asimismo se institucionalizó dedicar el Festival a un artesano pepiniano. Poco a poco los hamaqueros pepinianos han ido recibiendo el merecido reconocimiento del Pepino y de nuestros visitantes.

Como postulado regidor se estableció que la calidad de la artesanía tenía que ser extraordinaria para poder ser invitado. Por esta razón han pasado por el Festival los mejores artesanos puertorriqueños de todas las disciplinas siendo nuestros hamaqueros los custodios y a la vez los protegidos de los demás artesanos. Es requisito para poder participar que el artesano demuestre como realiza su trabajo y dialogue sobre el mismo. Esto le da fuerza y validez a la exposición de artesanías.

Se han celebrado competencias de trovadores, certámenes de tallas, conferencias, espectáculos educativos y musicales para niños, el tejido de la hamaca gigante, la talla de esculturas gigantescas, exposición de pinturas, venta de libros y otras actividades que enriquecen nuestros conocimientos de la cultura puertorriqueña y la educación humanística.

Con el pasar del tiempo se ha integrado la venta de comidas y postres típicos. Año tras año son más los artesanos, pequeños comerciantes y artistas que desean participar. Las instituciones cívicas y causas meritorias han tenido la oportunidad de levantar sus fondos con un kiosco en el Festival. Son tres días en que la economía pepiniana crece y todos los artesanos como los comerciantes mejoran sus ingresos.

El Festival Nacional de la Hamaca ha mantenido con vida las tradiciones artísticas puertorriqueñas. Es un foro de discusión de ideas y de creación artística. Le ha dado prominencia a nuestro querido pueblo. Nos ha colocado en el mapa cultural y la ruta artesanal de Puerto Rico. De alguna forma ha promovido que se mantenga la confección de hamacas y ha servido de inspiración a nuestros hamaqueros. Estamos seguros, que gracias al festival, una nueva generación de hamaqueros continuará, en su momento, los puestos de sus ancestros.

Para todo el Pepino el Festival ha venido a ser un oasis de esparcimiento, camaradería y hospitalidad. Estamos en contacto directo con la música. la pintura, la escultura, el teatro, la danza, la historia, la literatura. Nuestros cinco sentidos se purifican y gozan ante tanta manifestación creativa y gratificante. Nos sentimos orgullosos y plenos de darle a Puerto Rico una actividad magna para expresarse y manifestarse libremente.

El Festival Nacional de la Hamaca es paz en el caos, es música en el silencio, es vida en el desierto, es riqueza en la escasez, es Puerto Rico en el mundo. Es sentirnos diferentes y felices de lo que hemos sido, logrado, hacemos y lograremos hacer unidos en valores patrios y voluntad. Este gran Festival ha llegado a su punto máximo gracias al respaldo masivo de los pepinianos quienes han establecido los puentes y vías para que todos los puertorriqueños se trasladen y lleguen a este hermoso valle esmeraldino.

Merecen nuestro reconocimiento todos los miembros de Casa Pepiniana de la Cultura que durante tres décadas han dado su tiempo, esfuerzo y dedicación para mantener vivo el festival. Algunos  ya no están en éste espacio físico. Cómplices en el quehacer cultural y las travesuras de identidad puertorriqueña como Ramón Soto, Anaida Juliá, Juany Santiago y Farel Velázquez.  Hamaqueros visionarios y fundadores como el hamaquero Mayor: Don Ché González, Alfredo Pérez, Pedro Hernández, Teresa De Jesús Portal, Domingo Pérez y Alejandro Lozada. A ellos nuestro recuerdo eterno y nuestro agradecimiento sin límites por hacer causa común con lo pepiniano, lo bueno y lo trascendental.

A los que todavía permanecemos en el mundo real nuestro deseo de que continúen en ésta rica y provechosa faena que nos produce grandes satisfacciones. A los que quieran compartir éste goce puertorriqueño, pepiniano y cultural los invitamos a unirse de alguna forma a lo que felizmente ha perdurado por treinta años en tres espacios y dimensiones diferentes. Contra todo pronóstico adverso; en buenos y no tan buenos tiempos. La nave ha atravesado mares diferentes pero agraciadamente llega a puerto seguro y año tras año zarpa y vuelve a atracar.

Nos regocijamos en la sonrisa de un niño que se sorprende al observar como se entrelazan las manos de nuestros hamaqueros con el hilo. Nos estremecemos al ver flotar sola nuestra bandera. Nos alegramos al escuchar las notas musicales de nuestra música. Nos conmovemos cuando sentimos ese orgullo colectivo, en cuerpo y alma, de ser sencillamente puertorriqueños.

Al final de la jornada sentimos que hemos sido hospitalarios y buenos con nuestros visitantes y que el año siguiente volveremos a dar lo mejor de nosotros. Le hemos permitido disfrutar plenamente de nuestras mejores cosas y de las más excelentes manifestaciones del espíritu. Y en un cartel, en una camiseta, en una artesanía o una hamaca se llevan el recuerdo imperecedero del Pepino.

La mayor contribución ha sido que San Sebastián de las Vegas del Pepino con su Festival Nacional de la Hamaca le ha dado a su gente y a Puerto Rico entero, una razón importantísima para sentirnos orgullosos de ser puertorriqueños y tomar conciencia de nuestra gran nacionalidad.