Aunque no muy conocido popularmente, el Tiple puertorriqueño forma parte de la llamada orquesta jíbara, que se compone de un Cuatro, un Tiple y una Bordonúa. Un instrumento de cuerdas, con cuerpo y tapa de madera autóctona y con un roto antes del cuello, que se comenzó a producir en el siglo XVIII en la Isla. Su origen posiblemente se encuentra en el Guitarrillo español, según han expresado historiadores de la música puertorriqueña.
El sonido particular del Tiple es algo que nunca se me olvidará, la primera vez que lo escuché fue tocado por mi amigo sangermeño Alfredo, ahora colega jurista. Aquel instrumento tenía 6 cuerdas y su música aunque la he escuchado por otros tiples, siempre la he tenido muy presente. Se podría decir que es uno de esos sonidos que uno se recuerda en el subconsciente. Las notas no suenan como las del cuatro, ni como una guitarra, aunque es mucho más cercano a la guitarra. La diferencia se delata en su pequeño tamaño y gentil armonía. Mayormente se usa para tocar “arpegio”, aunque también algunos acordes. Además, por ser un instrumento pequeño es fácil de manejar por un músico de la Isla, que en su mayoría son personas de baja estatura y con dedos pequeños.
Cabe mencionar, que el Tiple no tiene una uniformidad generalizada en su diseño como el cuatro o la guitarra, por lo que es común ver tiples de 4, 3, 5 y 6 cuerdas. Lo que sí es bastante uniforme es lo pequeño de tamaño y que es de madera nativa. Aunque en los últimos años he visto algún Tiple hecho fuera de Puerto Rico.
Es meridianamente importante rescatar nuestros instrumentos nacionales. El cuatro es muy noble y su método de tocar se ha difundido por donde hay puertorriqueños, o sea por casi todo el mundo. No obstante, el Tiple es igualmente un instrumento nacional y su particular sonido forma parte de la música autóctona de la Isla.