No es casualidad que el 25 de julio sea tan importante para los puertorriqueños. Es la fecha en que se celebra las fiestas de Santiago Apóstol, el patrono de España y de muchos pueblos. Además, es una de las fechas más cargadas de historia política en la Isla; es la fecha que marcó el desembarco de las tropas estadunidenses en la invasión del 1898; también es la fecha de la aprobación de la Constitución del Estado Libre Asociado; y finalmente es la fecha que marcó el asesinato de los jóvenes independistas a manos de la policía de Puerto Rico el 1978 en el Cerro Maravilla. De estas cuatro conmemoraciones, en las primeras tres no estamos muy interesados, más bien se siente gran ánimo con el avenimiento de las tradicionales fiestas del Apóstol en Loíza.
Cada 25 de julio varios grupos políticos celebran cosas diametralmente opuestas. Al sur de la Isla, en el pueblo de Guánica se conglomeran pocos anexionistas del P.N.P. para celebrar la invasión militar de los Estados Unidos en 1898. Este acto de por si deja mucho que decir, bajo cualquier estándar de dignidad concebido internacionalmente. En este sentido, a estos boricuas no se ha ocurrido racionalizar que los pueblos invadidos nunca celebran jubilosamente la fecha de su conquista. Por esa razón es que los británicos no celebran la fecha de la batalla de Hastigs (1066), cuando fueron invadidos por normandos y franceses, no son boca abajo. Pero es meritorio mencionar que nos separan siglos de historia con los británicos, por lo que nosotros estamos a tiempo todavía reivindicar.
En el otro lado de la Isla al norte, los políticos populares del P.P.D., o los P.N.P. si estos estuvieran en el poder, junto al público en general, celebran jubilosamente la Constitución del Estado Libre Asociado (1952). Una Constitución otorgada por los Estados Unidos para los habitantes de la Isla. Cabe mencionar que como ley suprema es un maravilloso ejemplo de lo que jurídicamente se debe aspirar en una democracia representativa y un Estado de derecho. No obstante, por no haber sido otorgada en un ejercicio pleno de la soberanía del pueblo, carece de los requisitos legales válidos para ser considerada algo significativo, en término de Historia constitucional.
Adicionalmente en el centro de la Isla, pocos independentistas y algunos curiosos ponen una ofrenda floral ante las dos cruces que yacen en el Cerro Maravilla, de los jóvenes vilmente asesinados Carlos Soto Arriví y Arnaldo Darío Rosado. Amigos míos que siempre van y que viven en pueblos cercanos me han confesado, que para ellos es muy importante ir el 25 de julio a Maravilla, se sienten que ellos pudieron ser las víctimas en aquel difícil periodo de represión política en la Isla.
Finalmente, el 25 de julio quedan las fiestas del Apóstol Santiago en Loíza. Una particular fiesta donde hay varias procesiones de los distintos Santiagos. Momentos verdaderamente sublimes, que recrean una espiritualidad muy antigua pero presente a la vez. La música y el ritmo que se siente en Loíza durante las fiesta es deleite para los amantes de la cultura afro antillana; algo muy cercano a África y simultáneamente a nuestros vecinos en éste hemisferio. Se ven los tradicionales vejigantes con sus máscaras de coco y otros personajes típicos como los caballeros y las locas, entre otros. En síntesis es una fiesta tradicional como ninguna otra, única en el mundo y da testimonio de como la cultura viva de los afro descendientes le da coherencia a todo lo que es América.
Por mi parte, pensando en el futuro digamos 200 años, serán las fiestas de Santiago en Loíza las que permanezcan, por la importancia y valorización a la cultura puertorriqueña y a la negritud nuestra. Alejado de debates políticos y de circunstancias de gran complejidad yo me quedaré fiel al Apóstol y el 25 de julio estaré en Loíza. Exhorto a celebrar nuestras tradicionales fiestas de Santiago Apostol ¡Todos a Loíza! Para más información, El Post Antillano recomienda visitar la página oficial del municipio de Loíza que contiene la información de las fiestas www.municipiodeloiza.com/fiestastradicionales.