El antillanismo educativo

Cultura

altRecientemente en el Colegio de Abogados y Abogadas se reunió una gran cantidad de organizaciones de la diáspora dominicana para hablar sobre educación. El Doctor Pedro Luís Castellanos, director del programa de alfabetización llamado “Quisqueya Aprende contigo”, visitó Puerto Rico para anunciar que dicho programa sería extendido para servir a las comunidades dominicanas en la isla.

Muchas personas se dieron cita en dicha actividad demostrando que las comunidades de la diáspora son vibrantes y activas. En medio de dicha actividad me encontraba yo meditando sobre la situación que estaba viviendo. La República Dominicana, que según nosotros los grandes avanzados del caribe, la vitrina de la democracia, es un país en vías de desarrollo, venía a alfabetizar a su población en nuestra isla. Obviamente la primera pregunta sería, ¿No puede Puerto Rico dar esos servicios?

Pero no creo que se trate de una reflexión para determinar si hay algo que no se hizo sino para descubrir otra dimensión de lo que sucedía. La educación nos hermana. La República Dominicana nos estaba dando una lección de lo que es la labor de un gobierno. Y, claro, de nuevo, la reflexión. ¿Aprendemos lo que es gobernar sin excluir? ¿Por qué la diáspora dominicana tiene que sentirse excluida en Puerto Rico? El Puerto Rico de Hostos, el que descansa en la República Dominicana. ¿No hay una ironía en esto?

Parecería ser que el colonialismo nos ha enseñado a excluir. Por eso hay quienes creen que los boricuas de allá no deberían votar en los plebiscitos de acá. Ya no somos antillanos, eso creemos, sin embargo el Gobierno de República Dominicana viene y nos lo recuerda. Somos antillanos, somos caribeños, somos pobres y necesitamos ayuda. Esa experiencia es más de lo que podíamos sospechar. Los dominicanos han venido a alfabetizarnos. Tal vez no se trate sólo de aprender a leer y a escribir sino también, tal vez más importante aún, de cómo gobernar.