Nos oponemos a la guerra. Favorecemos un orden político internacional que se regule por sus propios mecanismos. No favorecemos que ningún producto de sus buenas intenciones militares defina contra quien interviene y “limita o degrada sus capacidades” de estado.
En este sentido, nos oponemos a la posición asumida del presidente de los EE.UU, Barak Obama, quien ha decidido involucrar al Congreso de los EE.UU como un acto de gestión imperial e ir a bombardear a otro país, que según él entiende, cometió un acto de agresión contra su pueblo contrario a la normativa de derecho internacional.
El Senado de los EE.UU, el Comité de Relaciones Internacionales, bajo presión del poder ejecutivo, definió ayer una resolución, la cual hoy miércoles deben aprobar, y la cual será expuesta al pleno del Senado la semana entrante, luego que regresen de su descanso de verano. Queda aún la Cámara de Representantes de hacer lo mismo, para luego votar a favor o en contra. De momento nos encontramos ante procesos de relaciones públicas determinando que es lo que le conviene más al presidente de los EE.UU, para realizar su gestión militar.
¿Pero si uno como pueblos se opone a toda agresión militar, que se puede hacer? Me parece que hay una posibilidad de un ejercicio global de la sociedad civil mundial, en palabras del presidente de Bolivia Evo Morales, de articular una respuesta concertada para que los legisladores de los EE.UU, tanto los del Senado como los de la Cámara, se expresen contra la guerra votando “no” en contra de la petición del presidente Obama.
Promover un “no” global puede ser una respuesta. Aún faltan 10 días para que ambos cuerpos autoricen. Solicitemos vistas públicas expresemos nuestro sentir contra esta guerra. Exijamos que las legislaturas de los estados y los territorios se expresen contra la participación de los EE.UU en dicha guerra.
En esta medida, el pueblo del territorio colonial de Puerto Rico, muy bien le podría exigir a sus gobernantes que digan “no”. Que ningún puertorriqueño debe ir a morir en tierras de nadie. De igual forma la legislatura podría pasar resoluciones diciendo no a la agresión militar.
En fin, es momento de activar a la sociedad civil global, para solicitarles a los legisladores de los EE.UU que voten a favor del “no”.