Será porque vivimos en tiempos post-todo, pero lo cierto es que la idea de que los EE.UU tienen interés de ir a bombardear a un país, porque este supuestamente se excedió en el uso de fuerza contra su población, no recibe el apoyo que en otrora reciba dicho país del norte. Estamos en una coyuntura importante la gente a nivel global, en esa sociedad civil mundial de movimientos sociales globalizados, se opone abiertamente a cualquier acción militar que no se pueda justificar. Barak Obama, premio nobel de la paz edición 2009, no puede justificar porque tomar una acción militar fuera de las estructuras de legalidad global.
Ayer en su comparecencia ante el club de los G20, donde participan las ocho principales economías del planeta, en conjunto con los llamados países BRICs (Brasil Africa del Sur, India, entre otros), recibió muy poco apoyo a su gestión militar. La Unión Europea se distanció y solicita una intervención política y de hallarse incurso en violación a normas internacionales, se plantea utilizar al Tribunal de Derecho Penal Internacional. Salvo Francia, nadie más ha salido en apoyo a los EE.UU, aunque este país alega que tiene aliados en países como Albania, Kosovo, Australia, y Turquía, entre otros.
Lo habíamos dicho hace unos días y lo volvemos a enfatizar: Barak Obama carece de liderato para comandar un mundo a partir del desprestigio que su país ha sufrido. En particular luego de la intervención en Iraq en el 2003 y en Libia en el 2011. El mundo ha cambiado. La gente se opone a las acciones que ya no se pueden justificar.
Todo indica, que de salir debilitado de la Cumbre del G20, en su país de origen, Obama se enfrentara a unos republicanos en el Congreso que habrán ya leído la situación y cuyo peor castigo, con consecuencias políticas para el 2016, será votarle en contra a la petición del presidente. El presidente se encuentra en una encrucijada, y no sabremos como saldrá de la misma.
El dato más importante es la historia del Papa Francisco. Este se opone a cualquier intervención en Siria. No obstante ha hecho algo insólito: ha desarrollado un activismo religioso interventor. Tiene a todos los curas en los EE.UU promoviendo a través de la palabra divina en los púlpitos pidiéndoles a sus feligreses que les pongan presión a sus congresistas para que voten no. ¡Genial!
Ahora bien, que haremos nosotros para convencer a esos legisladores. Es el momento de iniciar cualquier gesta que sirva para educar a los congresistas de los EE.UU a votar no.