Una bala en San Juan, Un muerto en Damasco

Justicia Social


altEn la mañana de ayer cuando transitaba por la principal vía del norte de Puerto Rico, la ruta 22, de San Juan hasta el pueblo de Arecibo, me topé con un singular evento: un asesinato en medio del auto-expreso.

Se trata de Javier Soto Padilla, un hombre de 32 años de edad, quien murió víctima de una emboscada en plena autovía. Lo miré bien, pues su cara estaba completamente ensangrentada, y el carro donde iba como pasajero, parecía muy averiado.

En ese momento, hice una reflexión sobre la vida y la muerte. En San Juan se asesina a un ser humano, cuya vida pasará a la historia como una estadística más de criminalidad.No obstante, esa persona murió por vía del uso de unas armas y balas, las cuales no se manufacturan en Puerto Rico, y las cuales solo pueden entrar por vía de las formas legales que el comercio inter-estatal autoriza por vía del gobierno de Washington.  En otras palabras, son los llamados federales aquellos venidos a controlar los trasiegos de armas, legales o no, que entran a Puerto Rico por distintas vías todos los días.

De esa forma hoy el presidente de los EE.UU nos invita a pensar que debemos ir a bombardear a Siria, porque su gobierno agredió a su pueblo utilizando armas químicas.  Esto me provoca el sentido, que en su bombardeo, estos habrán de ir a matar a distintas personas, soldados, civiles, hombres, mujeres, mayores y niños.  En fin, otra guerra más promovida por los EE.UU.

El problema de sus guerras es que las mismas nos afectan en Puerto Rico.  Por un lado, es el trasiego de armas; y por otro lado cada vez que los EE.UU están en guerras, históricamente hablando, se incrementa la violencia en Puerto Rico.

Algo que hemos encontrado en algunos trabajos de investigación que realizamos, es el hecho de que en algunos comportamientos de la violencia, median conocimientos aprendidos durante las guerras de los EE.UU.  Por ende, las guerras son malas porque matamos a niños, mayores y seres humanos en otros países. Pero también porque terminamos matándonos acá en Puerto Rico.

De forma tal, que en esta semana crucial, le decimos no a la violencia en San Juan.  Pero también le decimos no a la violencia en Damasco, capital de Siria. Sobre todo a la violencia que desea matar a gente inocente en las calles de San Juan, como Javier Soto Padilla o a los niños de Damasco.