La debilidad de los EE.UU, ¿Ganancia para Puerto Rico?

Justicia Social


altContrario a otros analistas, el resultado final de la crisis en Siria, puesta desde la solución impulsada por los secretarios de relaciones exteriores de los EE.UU, John Kerry, y Rusia, Sergei Levrov, dejó maltrecha la postura del presidente de los EE.UU a nivel internacional.  Todo indica que los ánimos de guerra no eran reales, ni había capacidad económica ni voluntad política para hacerlo. 

De tal forma, el presidente de los EE.UU, Barak Obama, llamó a una guerra que ni el mismo podía justificar o promover. Ante esto, su postura de fuerza era realmente una de mucha debilidad.  La solución política impuesta por los secretarios de relaciones exteriores de ambos países, discutidas en Suiza hasta el sábado pasado, permitieron al presidente Obama, tener una salida honrosa y digna.

Ahora bien, desde la perspectiva de Puerto Rico, ¿tendrá algún efecto positivo la aparente debilidad del presidente Obama?  Me parece que sí.  En particular, porque todo indica hoy, que la voluntad de presidente Obama, por vía del Congreso, de adelantar algún mecanismo para la resolución final del estatus de Puerto Rico, no goza de un sentido de prioridad. Es más que nada un mensaje de campaña política que carece de interés.  El gobierno de los EE.UU tiene otros problemas un tanto más profundos en los cuales concentrarse.

Esto nos deja acá en Puerto Rico con la voluntad y el deseo de resolver la cuestión del estatus aún colonial de Puerto Rico.  Esto es interesante e importante, pues nos lleva a pensar que lo que pase con Puerto Rico cada día más es un reflejo de nuestra voluntad y no de la de Washington.

Ante esto, el Partido Popular Democrático, hoy en la administración del gobierno central, prometió hace unos meses que de no promover una resolución al conflicto del estatus, el gobierno de Washington, ellos lo habrían de hacer.  Pues bien.  Como van las cosas, ellos tienen que hacerlo.  Celebremos eso.

Ahora nos toca a todos y a todas exigirle al gobierno de Puerto Rico que ponga en marcha un proceso de descolonización nacional, sin contar con el gobierno de Washington.