Sin Estado

Política

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Recientemente, leyendo un texto de Homi K. Bhabha, descubrí una idea que está constantemente presente en nuestra discusión pública. Bhabha hablaba de un texto de Hannah Arendt en el cual la filósofa menciona que el peligro de la nueva sociedad global no es el peligro que surge de fuera de la misma sino el peligro que la misma crea.

Estas sociedades tienen el poder de empujar a las poblaciones a vivir en condiciones salvajes. Estas condiciones son las mimas de las que hablamos cuando decimos que son bárbaros.

La creación de poblaciones excedentes, los que sobran, Zigmund Baumann ha hablado de ellos, es parte del poder de las sociedades actuales. Esta creación de poblaciones, menciona Bhabha, que están dentro y fuera, son y no son, son parte de algo pero a la vez no son parte. Inmediatamente tiene que resonar la glamorosa frase de los casos insulares, “foreign in a domestic sence”. Los puertorriqueños, lamentablemente, somos parte de esos pueblos.

En un mundo globalizado que se estructura a partir del poder del estado nacional un pueblo sin estado es un pueblo que está fuera. Es parte de esas poblaciones excedentes de las cuales nadie puede o quiere hacerse cargo. Se trata de un juego donde se crea ese tipo de humano, no-humano, en el sentido de que ya no son personas pues no cuentan para nada. Nosotros tenemos esta dura realidad. La ausencia de un poder, el que sea, referido a la limitación del poder del estado, es la condición básica del colonizado. Puerto Rico, colonia al fin, no es parte de, pero es pertenece a. Este tipo de condición determina su humanidad. Si se trata de poblaciones excedentes, las que deben estar fuera o mantenidas a raya, se trata de poblaciones cuya humanidad está en duda.

Esta lectura de Bhabha nos recuerda el carácter anti-democrático de nuestra realidad política. Ya no podemos seguir hablando de un déficit democrático, aunque el prócer de Ponce vuelva a mencionarlo y los medios dominados por la cacofonía pública lo repitan como si fuerza palabra de Dios. No se trata de un déficit, ni siquiera de una relación que se puede mejorar. Es una colonia. Es colonialismo. Es fruto del imperialismo que ha determinado que somos una población excedente y que no somos, ni formamos parte, del estado que nos domina.

Rubén Berríos, hablando del informe de Casa Blanca hace unos años, decía que esas recomendaciones sonaban a como si fuéramos un campo de refugiados. Esa observación es cercana a la reflexión de Bhabha. Esas poblaciones excedentes, expulsadas, como dice Arendt, son los migrantes, indocumentados, refugiados, asilados. Así, Puerto Rico, hoy, sigue siendo fundamentalmente eso, un campo de refugiados. No tenemos capacidad de agencia en medio de un sistema que nos gobierna pero que no nos consulta. Así, hablando de democracia, sobre todo ante la visita de Cornel West y Samuel Cruz la semana pasada, el recuerdo de nuestra condición, realizado por ellos, no es nada más que el recuerdo de la ausencia total de democracia. Sin Estado no hay democracia.