Reconozco que no soy fanático de él, pero si lo sigo. Sé en lo que anda, y he leído varios de sus textos (Adiós Hemingway, 2001; El hombre que amaba los perros, 2009). En fin, me cae mejor en las entrevistas que de él he leído tanto en Puerto Rico como en España. Es un libre pensador caribeño, de origen cubano, bastante singular que ha sabido apoyar de forma crítica la Revolución Cubana, permaneciendo, a pesar de todo y la partida de muchos de sus colegas, en el inmenso caribe cubano. A mi gusto, se trata de un buen tipo.
En el contexto de la 4ta edición del Festival de la Palabra, fui a verlo el domingo pasado para entretenerme en su diálogo como escritor que explica su más reciente novela: Herejes (2013). Para alguien que versa en el pensamiento profundo, es una súper novela que tiene tres momentos históricos: Rembrandt en el siglo 17, el viaje de los judíos en el navío St. Louis en el 1939; y la revolución cubana de 1960 a etapa contemporánea, donde un judío llamado Kaminsky nos comienza a explicar la novela: la vida de un judío y su descendencia, blanca y negra, en la cuba revolucionaria.
Escucharlo es siempre importante. Se trata de la mirada del hombre sabio, todo sabiduría, que puede ver en lo histórico-memoria colectiva, la persistencia del presente. En este sentido, su nueva obra es una exploración interesantísima sobre el legado del pueblo judío, en lo particular como en lo general, a la lucha por la libertad humana. Esa valoración del pueblo judío, ese que rinde culto a una creencia religiosa en particular y que ha sido perseguido a nivel global, vive en la revolución cubana otra experiencia la cual el autor Padura, intenta reconciliar.
Según nos contaba el autor, su obra se cuenta a través de unos jóvenes de las llamadas tribus urbanas, que como en todo el planeta, también co-existen en Cuba. Se trata de la tribu de los Emos, los cuales perdieron a una colega quien desapareció. Aquí, y como indicara nuestro colega Jaime Pieras en su reseña del autor en un escrito el pasado domingo, re-surge la historia de uno de los cubanos hijos de la ficción más cotizado: el detective Mario Conde, personaje creado a lo largo de los últimos 20 años por Leonardo Padura.
En fin, que según nos contaba Padura la novela es una pasada. Es algo histórico, donde combina tres relatos fundacionales, y luego combina su quehacer literario entre la novela histórica y la detectivesca. Una obra que sólo la profundidad de uno de los autores contemporáneos del Caribe de mayor peso, puede lograr. ¡Adelante Padura!