Breves en la cartografía cultural: Puerto Rico, una literatura en diálogo con el mundo (Tercera Parte)

Cultura

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En una noche que para mí comenzó entregando preguntas para un proyecto en colaboración con el escritor Juan Carlos Fred-Alvira, acerca de la obra de Janette Becerra, tomando notas sobre lo que puntualizaban la propia Janette y Eduardo Lalo en relación a nuestra literatura, y que concluyó con una inesperada foto que el amigo poeta Luis Rodríguez solicitó a la directora del Festival, la escritora Mayra Santos Febres (creía que me correspondía tomar la foto y terminé sorpresivamente en la misma). Pero más allá del entuerto de turno se cumplió con la tarea: este servicio de registrar nuestra huella en el universo literario.

En esta tercera entrega de nuestra serie, de lo que aconteció en el Americas Society el pasado 18 de octubre, comparto las reflexiones de Santos Febres acerca de lo que, a su entender, son los nuevos linderos de la literatura boricua y latinoamericana: una literatura de la crónica que no se produce desde los acostumbrados centros de poder.

Mayra Santos Febres: La literatura se está abriendo a esa exploración; es que están surgiendo voces que nos permiten entrar en un diálogo mayor y, además, entendernos mejor. El mundo se está abriendo y es que hay muchos actores y muchos intérpretes en este mundo, y que por afinidades, qué se yo, de género, de sensibilidades estéticas nos podamos entender mejor, y nos podamos traducir mejor, a mí me parece esplendoroso. Y yo creo que la literatura está haciendo eso cada vez más. Por eso esa visión, me parece que hay que protegerla.

Hace diez años que yo no iba a la República Dominicana. Y los otros días José Manuel y yo nos fuimos a la Feria Internacional del Libro de la República Dominicana, y yo no entendía el país que estaba viendo porque en ocho años me lo cambiaron; ese país es otro. Y yo no lo puedo entender si no es leyendo Palomos de Pedro Antonio Valdes, la poesía de Postales (de Frank Báez), a Junot Díaz, a Rita Indiana, a Rey Andújar, que además viven en Puerto Rico. Esa localización de tantos escritores en tantas partes es bien importante.

Y todo esto viene, por una incomodidad que a mí me da cada vez que hablamos de Puerto Rico. Y lo tengo que confesar. Perdón, ¿verdad? Yo siento que Puerto Rico es un estado de ánimo, es algo así como un dolorcito pre-menstrual. Y yo no sé o si me interesa defender otra cosa que no sea ese Ethos y ese Pathos que puede ser Puerto Rico. Me interesa mucho la porosidad del término. Y hay mucha gente que considero mis hermanos que no necesariamente responden a esa localización, y me gustaría que vinieran a mi casa y la conocieran. Pero que a la misma vez que se sintieran esta Isla que flota por todas partes. A mí me interesa más como lugar de encuentro que el país 100 X 35 que está en un lugar particular del mapa, porque hay tantos Puerto Ricos.