Asunción- La inauguración de la línea de transmisión de energía desde la binacional hidroeléctrica Itaipú hasta una subestación cercana a esta capital mostró nuevamente la importancia para Paraguay de su presencia en Mercosur.
La obra, puesta en marcha por Dilma Rousseff y Horacio Cartes, los presidentes respectivos de Brasil y Paraguay, representó también otro paso en el alejamiento del mandatario local de la campaña que realizaron sectores contrarios al regreso pleno al bloque integracionista.
Esas presiones, en las cuales coincidieron grupos políticos y medios de prensa más retardatarios, habían recibido ya duros golpes con el recomienzo de actividades del país en el seno de Unasur y los intercambios de Cartes con todos los presidentes del Mercosur.
Pero la obra inaugurada significa los beneficios para Paraguay de su permanencia en un sistema regional solidario que toma en cuenta, como dijo Rousseff, no solo privilegios aduaneros, sino la superación de las asimetrías existentes entre sus miembros.
Para un país como Paraguay, atado a la realidad territorial de su mediterraneidad y a la grave situación en materia de estructura en Suramérica, la mano extendida por Mercosur tiene una trascendencia a la que no se puede renunciar.
Solo hay que examinar detalles sobre la obra inaugurada: un costo de 555 millones de dólares financiados por Brasil y el fondo para el mejoramiento estructural de las naciones del bloque y un mayor uso interno de la energía procedente de la usina gigante.
La inauguración de la línea de transmisión desde Itaipú se convirtió así en otro botón de muestra de lo señalado por Rousseff de fortaleza del Mercosur y de los beneficios que reporta para Paraguay este pacto regional.
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