Debate sobre si primarias presidenciales en Puerto Rico ameritan fondos públicos

Política

altEl debate sobre si el Estado debe financiar la primarias presidenciales en Puerto Rico, en las que los ciudananos votan por su favorito entre los precandidatos de los Partidos Demócrata y Republicano, ha surgido de nuevo como un bola de pimienta. Se revolcó el avispero cuando en días recientes se presentó una medida legislativa que aboliría la Ley de Primarias Presidenciales, gracias a la cual el Estado financia las versiones boricuas de estas primarias.

Los puertorriqueños, aunque envían delegaciones a las convenciones de los partidos de Estados Unidos, nación a la cuál Puerto Rico pertenece “pero no es parte de”, no votan en las elecciones norteamericanas. Sus defensores argumentan de que se trata de un proceso importante en que los delegados y dirigentes electos tienen una oportunidad de conocer a la gente influente de la Metrópolis.


Puerto Rico solo tiene un delegado al Congreso norteamericano. Este no vota el pleno de la Cámara de Representantes. Su participación se limita a votos en subcomites y a rogarle al Congreso que le envíen más fondos a Puerto Rico.  La isla ha enviado delegaciones a las convenciones desde la década de los 1950, pero no fue hasta el 1980 que se aprobó la ley que le asigna fondos públicos para la celebración de primarias. Las primarias se instituyeron en 1980. Siempre el Partido Demócrata ha atraído más participantes que el más conservador Partido Republicano. Y siempre se ha dicho que los participantes votan por quien le dicen su líderes de los partidos locales. Es lo que se conoce como una plancha; el elector vota un precandidato para la elección y por el escuadrón de delegados que aparecen debajo de retrato.

Se rumoró hace ocho años la pasada primaria presidencial en Puerto Rico, se tuvieron que inflar a los números de participantes. La cantidad de puertorriqueños que dicen ser Democrátas es mayor ya que participan miembros de los Partido Popular Democrático (PPD y el pro-estadidad Partido Nuevo Progresista (PNP). Por otro lado, existe un puñado de puertorriqueños  que se atreve a llamarse republicanos, a pesar  del Tea Party, una pandilla de personas que parece que quieren eliminar a las minorías. De acuerdo al autor de la medida, el representante Angel Matos, ante la ausencia de un voto presidencial en la Isla, los gastos de tales procesos, que pasan del millón de dólares es inoficioso.

En una Isla donde la mayor parte de los residentes no hablan inglés, si uno le pregunta al puertorriqueño de a pie no sabe por lo que está votando. No se cuán lejos llegue la medida, pero ya surgió un político del PNP, que para colmo dice ser Republicano, que atacó a partido opositor de querer alejar a la Isla de los Estados Unidos. En 2008, en la contienda demócrata participaron (se dice) casi 385,000 electores, y el 2008 el Partido Republicano alegó que votaron 127,000 personas. Esta última encuesta causó mucha suspicacia. Los postulados fueron hombres blancos conservadores y visionarios ideólogos que traen una visión imposible de sostener para un Gobierno. Ron Paul, por ejemplo, aboga por que el Gobierno se limitaría a defender los derechos de propiedad privada y mantener una milicia, ideología inoficiosa para a las sociedades complicadas.

Hay maneras en que estos partidos opten por financiar privadamente una asamblea para escoger sus delegados sin que le cueste millones al Estado. ayHay personas que tienen gran influencia en recomendar candidatos para las oficinas federales para Puerto Rico. Pero, ese “media show” de primarias causa carcajadas.