La cultura del castigo

Cultura

A través de la televisión  y sus noticieros vemos diariamente a personas acusadas de delitos en Puerto Rico. Las víctimas en los casos de dichas personas acusadas, alegan que se debe hacer justicia.  Para estas víctimas, hacer justicia es ver presa a la persona que les causó un agravio.  Es algo terrible, pero se trata de una cultura punitiva, la cual vincula cárcel con castigo adecuado para todo tipo de ofensa que afecte la dignidad de otra persona. 

Ante este cuadro, pienso que el mal no está en el causante del agravio, sino en la mentalidad de la víctima, que de forma colectiva y dominante relaciona crimen (agravio) con pena (cárcel).

Pensemos si podemos superar este paradigma antes mencionado. Sobre todo que no sabemos cada día más, si la cárcel es un buen mecanismo para corregir los problemas sociales de la población que causa agravios.  No obstante, reconocemos que es el único modelo dominante. No hay más. Por lo tanto, deberíamos pensar si se puede lograr rectificar el agravio, por vía de otro mecanismo que no sea punitivo.

En casos recientes en Puerto Rico, los acusados y convictos de serios delitos de asesinato han alegado que no son responsables.  Esto será verdad o no, nos impone la responsabilidad de administrar por 99 años, a la persona de un convicto en un presidio. A parte de ser costoso, nos redefine la lógica del castigo: es la remoción de la sociedad de la persona objeto del castigo.  Pero será cierto la alegación de los acusados, que no son realmente responsables.

En el mar de lamentos punitivos, se pierde la vos de un acusado-convicto que reclama su inocencia.  Pensaría que si tuviésemos una cultura menos punitiva, podríamos darle una oportunidad muy distinta a tantos acusados.  Lo problemático es que hemos reducido el mundo a los buenos y los malos. A eso nada más.