Este año la Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente cumple su 75 aniversario. Y, por todo el contexto histórico que simboliza y cómo el béisbol se ha tatuado en nuestro tejido cultural y deportivo de P.R. me di a la tarea de investigar cómo llegó este deporte a nuestra Isla.
A pesar de que se podría pensar de que el béisbol llegó directamente de EE.UU. durante la invasión del 1898, no fue así. De hecho, los militares se sorprendieron cuando vieron que en el País sí se jugaba a la pelota.
Cuenta el historiador puertorriqueño Emilio E. Huyke [1] que: “El deporte fue traído a Puerto Rico por los hijos y sobrinos de un oficial español que había estado destacado en Cuba antes de ser asignado a Puerto Rico". [Esto fue para los años 1896 y 1897].
Huyke indica que en Puerto Rico se jugó béisbol antes de la Guerra Hispanoamericana, suscitando el primer partido entre el equipo Almendares y Borinquen. Pero que este deporte se desarrolló más cuando acabó la Guerra, puesto que se intensificó con la llegada de los militares estadounidenses, que venían cargados con cultura de este juego, inventado en la YMCA. El béisbol se jugaba mayormente en el velódromo de Santurce los domingos y días feriados. Sin embargo, por las quejas del ruido que se suscitaban en los partidos, el gobierno español lo prohibió en las calles. Aún así los soldados no hicieron caso a este asunto, porque no les parecía bien eliminar a los ciudadanos de su diversión [2].
Así que, en resumidas cuentas, el béisbol llegó a Puerto Rico a través de Cuba. Hoy día es parte de nuestra cultura deportiva, y cuenta con una liga competitiva a nivel mundial. Hemos sido subcampeones mundiales, tan reciente como este año y contamos con grandes jugadores que se han destacado en las ligas del mundo.
Fuentes:
Walter R. Bonilla. "Hacia otro de los temas del 98: los estadounidenses no trajeron el hipismo, el béisbol ni el atletismo a Puerto Rico" en Revista Universidad de América, año 10, número 1 (Bayamón, mayo de 1998), 91
Marrero, O. (2011). Fundamentos del Periodismo Deportivo. Puerto Rico: Terranova Editores