Emilio del Carril: Mapa al Reino de la Garúa

Crítica literaria
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Emilio del Carril: Mapa al Reino de la Garúa

“Garua!....
solo y triste por la acera
va este corazón transido
con tristeza de tapera
sintiendo...tu hielo
porque aquella con su olvido
hoy le ha abierto una gotera
Perdido!..”

Tango Garúa


Letra de Enrique Cadícamo
Música de Aníbal Carmelo Troilo
Compuesto en 1943

Marioantonio Rosa

Basta contemplar a través de la ventanilla de un tren rumbo a Galicia, entre esas líneas deliciosas que el suspenso hacer avanzar hacia el paisaje, la llovizna tímida, de buen fulgor y con un mensaje incierto. Una vez la garúa se acerca al cristal y sus gotas hilvanan su secreta multitud, te lanzas a navegar en tu memoria. Con mucha razón Alexander Von Humbolt las describía como “portales que anunciaban prodigios o una definición”. Claude Monet las pintaba muy delicadamente imperceptibles en sus canvas que merodeaban los cafés parisinos en algún momento del Impresionismo, y Anna Frank pudo ver en uno de sus amaneceres de encierro como con el sol, esa leve llovizna llenaba la mirada de alegría a pesar de que la “Solución Final” de Adolfo Hitler, estaba muy cerca. La garúa es un testigo sin edad en todas las disciplinas artísticas, y es testigo diario de nuestras vidas, de las emociones, los ánimos, y sin duda, cuando de deshoja el lenguaje del sueño.

Emilio del Carril nos habla del escribir y del escritor en el Siglo 21. Sonríe ante la gran aceptación de su libro El Reino de la Garúa. Nos dice que el que se lanza al oficio de escribir busca novedad, y quedar en la novedad es parte del reto. El escritor puertorriqueño contemporáneo es caminante del mundo; el internet, su tren, su pasaje, su validación de temas, ideas, e intramundos. El tener la literatura mundial al alcance de la mano, te hace partícipe de un idioma universal, ser parte del tapiz, de las voces en tránsito, de la continuidad.

Nos dice que hay un puente fijo y tupido entre la poesía y la narrativa. Si bien nuestra poesía es intimista, de cauces afectivos y con entronque social, nuestra narrativa confluye en el escapismo de nuestra isla, inmersos en la creación de mundos, y la tendencia a la novela histórica.

Recuerdo en este instante, a un escritor admiradísimo, V.S. Naipaul. Nacido en Trinidad Tobago y educado en Inglaterra. Y vuelvo a recordar un libro que siempre irá conmigo, Un camino en el mundo que bajo la voz de su personaje Leonard Side, emprende el periplo hacia la comprensión, las raíces propias y ajenas, los estadios culturales, las letras en servicio y en destaque, su misión, su conciencia. Naipaul, también Premio Nobel de Literatura en el 2001 partiendo de su entorno personal, su lengua materna, su lengua aprendida, y la gran metáfora del hombre-esta vez el escritor-de frente al mundo. “My land is my work, and I work everywhere” podría ayudarnos a habitar estas palabras de Emilio del Carril, en la verdadera esencia del escritor.

Y en ese mismo paralelo, nos infunde el origen. San Sebastián, sabana y hechura. San Sebastián enhiesto de acres de cafetal, de voces a pareo entre pájaros y aire o viceversa. Como Naipaul, Del Carril es hijo de la pobreza, pero creo que Doris Lessing había resuelto ya este dilema en decir ¿qué parte de nosotros no empobrece? Es hijo de la pobreza y de una auténtica imaginación, yo le llamaría numeración hacia el ingenio. En La Biblia, encuentra su primera carta de viaje, las historias maravillosas; aquel áspero ágape entre Ramsés Faraón de Egipto, y el príncipe en desahucio Moisés, los eventos de la alquimia, los eventos en pulseo entre los nigromantes, y los hombres de Yahvé. O quizás, la mirada lastimada de Lot ante el aviso de no mirar atrás. Job en su buhardilla de lamentaciones, o el Cristo multiplicando panes y peces. Esto, hizo en ese niño de San Sebastián un pasajero fiel a lectura y cultivo de la imaginación. Con él, siempre quedará adherido el paisaje en fronda de la luna y el cafetal; Edén muy personal acampado con esplendor junto a su alma.

El Reino de la Garúa. Hay que definir lo que es un reino. Es espacio, extensión, sin quebradura fronteriza, y con una vitalidad de mirarse a sí mismo, y multiplicarse.

Yo, lo voy a definir en esa geografía trazada por Emilio del Carril. Libro brillante, de sagacidad intacta y robusto de matices. Fue escrito bajo la legendarias maquetas de Las Mil y Una Noches, y El Decamerón de Boccaccio como concepto de arranque con 1,001, microcuentos redactados en 10 jornadas y cada jornada se convierte en un libro. “Comencé con la última jornada simplemente como un homenaje a la forma en que los chinos montaban sus cuentos, comenzándolos por el final.”

La primera jornada será estrenada en mayo de 2014 y el autor nos revela: “La serie terminará con la novena jornada que propinará una gran sorpresa al lector. El público ha respondido con cierta euforia desde la presentación. Se han hecho dos ediciones de un libro que más que un libro, es parte de un proyecto que resume mi poética hacia la literatura.”

Emilio del Carril define el 2013 como un año histórico en cuanto al quehacer literario con los premios internacionales de Eduardo Lalo y Juan López Bauzá. El Festival de La Palabra se ha establecido como la gran fiesta de la literatura, el Programa de Maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón ha cosechado grande frutos, los talleres creativos emergen con acierto en respuesta a un país en crisis, irresoluto políticamente, socialmente herido con las punzadas de los falsos valores, la criminalidad y la violencia. Es cierto, el escritor puertorriqueño del Siglo XXI es una esperanza a nuestro futuro, y porque no, una solución.

Hecho está el Mapa al Reino de la Garúa. Caminar en él, y junto a Emilio del carril, uno de nuestros escritores esenciales, es llevarse la palabra máxima en expresión hacia lo inolvidable.

Así como la garúa que al concluir, nos deja un inmenso paisaje.