Washington: ¿Cómo me ves?

Economia Solidaria

altTal si fuera la relación de un novio frente a su novia, usted escoge quién es cual, el gobierno de Puerto Rico les abrió ayer sus libros financieros a dos funcionarios del gobierno de los EE.UU. que han venido a ver “como se puede maximizar el uso de los recursos económicos de Washington en Puerto Rico”. Adam Chepenik y Lawrence Seale, ambos del Departamento del Tesoro federal, se reunieron ayer con la secretaria del Departamento de Hacienda, Melba Acosta, así como con el director de la Oficina General de Presupuesto, Carlos Rivas.

Entonces, y como de costumbre, las conversas fueron cordiales, y los federales por vía del interlocutor local Carlos Rivas, no pudieron especificar si nos van a asesorar, ni cuánto tiempo adicional habrán de permanecer en Puerto Rico más allá de esta semana cuando estén de gira de trabajo en Puerto Rico. Lo que si fue confirmado, es que los federales le pusieron atención a como se utilizan los fondos federales en Puerto Rico. El uso y manejo de los “chavos”, como se le llama en sentido coloquial al dinero en Puerto Rico, que Washington nos transfiere anualmente, es la gran preocupación. Con un presupuesto de $9,400 millones de USD aproximadamente en Puerto Rico, el gobierno de Washington transfiere, de forma adicional, $6500 millones de USD anualmente.

Lo que si podemos concluir es el hecho de que Washington nos debe ver muy mal. No somos una novia o novio simpático o bonito. Simplemente somos. Puerto Rico es la jurisdicción más pobre de todos los EE.UU, y la pregunta que nos debemos hacer, no es meramente si administramos mal los fondos federales, sino por el contrario, ¿cuánto dinero se necesita para erradicar la pobreza?

Aquí subyace el meollo del asunto: no es posible continuar pensando que porque llegan los fondos federales dejamos de ser pobres. La pobreza de Puerto Rico es estructuralmente hablando de naturaleza histórica. Puerto Rico, como el sur de los EE.UU., se fundó en un modelo esclavista duro, el cual en ambos lugares, no ha sido fácil de superar.

Más allá de tomar café boricua, ir a la placita de Santurce este jueves, o caminar en la playa del Condado en las mañanas, los funcionarios federales en una semana no resolverán mucho.