Sentencia de Malavé, un ejemplo de justicia restauradora

Justicia Social


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El  4 de diciembre, fue la lectura de la sentencia del exalcalde Angel “Wiso” Malavé por los cargos en su contra[1].  Nueve años y siete meses fue su condena, de los cuales pasaría el primer año en restricción domiciliaria y el resto en libertad condicionada. 

Tendría que pagar multas a las 5 víctimas, participar de un Programa Especializado de Rehabilitación para Ofensores Sexuales, y figuraría por lo que le quede de vida en el Registro de Ofensores Sexuales; entre otras condiciones.

Una cosa es que los procesos judiciales civiles y criminales sean de carácter público, que los medios cubran la noticia por haber sido el acusado (ahora convicto) un funcionario público electo por el pueblo de Cidra por varios cuatrenios; pero otra cosa es transformar todo eso en un circo mediático, victimizar más a las perjudicadas y condenar mas al imputado.  La transmisión del evento fue en vivo, se interrumpió la programación regular constantemente, hasta para repetir lo previamente transmitido ni que fuese un evento eleccionario, los reporteros y faranduleros parecían competir por obtener el codiciado televisor de 32” del pasado viernes negro al invadir el espacio personal de las partes en busca de una declaración, una mirada o un suspiro que pudiese ser primicia.  ¡Qué morbo!  ¡Qué vergüenza!

Para colmo, incidentalmente vi como Topy Mamery en un programa televisivo cuestionaba y criticaba la determinación del togado en lo que respecta a la pena impuesta al acusado.  Como incitaba al pueblo al repudio contra el Juez, como magistrado y persona, y al sistema de “justicia” que regula nuestra sociedad.  Como perpetuaba la ignorancia en aquellos televidentes que creen todo lo que personas como él vociferan.  Con el respeto que me queda, podrá ser un exitoso empresario del espectáculo y la música, pero poco sabe del derecho y la política pública del Estado.  Los medios a los que tiene acceso tienen el poder de transmitir mensajes, de educar, de mover masas, de transformar afirmativa o negativamente las mentes de los receptores.  Seamos conscientes, ya vivimos en una sociedad altamente violenta como para avivar el fuego.  Ese Juez no hizo otra cosa que su trabajo, guste o no, aplicó la política pública del Estado y el derecho conforme las alternativas que nuestro Código Penal contempla.  Vamos a educarnos por favor, la jurisprudencia en cuestión está disponible sin costo alguno en internet.  ¿Porqué convertir al Juez en el malo de la película?  No es que defienda al convicto, lo veo como cualquier otro individuo; pero si se que la cárcel no es la única forma de pagar por un delito en esta sociedad, no compensa a las víctimas, no rehabilita al victimario, nos cuesta a los contribuyentes recluirlo, entre otras tantas repercusiones.

Bravo por el Juez que se atrevió a salir de la norma, de la justicia tradicional a la justicia restauradora.



[1] No se entra en detalles de los cargos, ni el tracto del caso en el Tribunal, por ser materia altamente cubierta por los medios noticiosos del país.  A parte de que no es relevante para lo que se quiere transmitir con este artículo.