Fábrica de oportunidades: la autogestión

Economia Solidaria

Tal como si se tratara de una dinámica de ensambladura, la persona que se autogestiona en su empeño laboral reúne todos los puntos  de su creatividad en una minuciosa y cuidadosa tarea organizativa, cuyo fin es procurarse el  espacio que ha determinado en el ámbito profesional.

Así, la experiencia artística, cabal propulsora de libertades y derechos, aboga en su condición primigenia por la actividad propia donde el mismo ente creador delimita sus quehaceres y propósitos. Sin embargo, dicho sujeto no puede diligenciar su arte apartado de redes colaborativas que permitan también su exposición.

De esta manera, el universo creativo únicamente logra su germinación y estabilidad desde un sustento en la solidaridad. Entendida esta, desde mi percepción, como esa identificación con el otro que dialoga con sus necesidades, preocupaciones y aspiraciones, tejiendo un nexo de apoyo y ayuda mutuos.

Igualmente, el artista, quien debe conocer y entender la realidad en la que promueve su materia principal de sostén interior (necesidad de ejercer su pasión) y económico, tiene que poder hacer uso propicio de las herramientas que le permitan desarrollar, mantener e impulsar su empresa con tácticas referentes al aspecto de negocio. Esto sin extraviar el ánimo de trueque y cooperación que permea a todo ser humano que se mueve bajo  el cobijo de la cultura.

Cada quien determinará su método y estrategias para emprender su camino laboral, reconociendo también la dificultad que acarrea el sistema autonómico de trabajo, pero además su indiscutible satisfacción. Este esfuerzo requiere entonces un compromiso educativo, una misión autodidacta y un análisis que refuercen las habilidades, las destrezas y los conocimientos adquiridos para crear las oportunidades y lograr el advenimiento de ofertas.

Por su parte, la situación general de desempleo que para octubre de este año alcanzaba el 14.7 por ciento, según el Negociado de Estadísticas del Trabajo, podría verse reformada indudablemente ante este panorama de la autogestión tan antiguo como la vida misma y en la que se organiza la sociedad desde los intereses e impulsos de los trabajadores.