Una noche o ¿quién se puede oponer a donarle fondos al Hospital del Niño?

Cine caribe

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Hay una anécdota popular en Puerto Rico, que cada vez que los políticos desean retirarle fondos a una entidad de la sociedad civil, indican que le harán en su lugar el donativo al Hospital del Niño. Ante esto el donativo pasa sin mucha pena, porque realmente nadie se puede oponer a dicha acción. ¿Quién en su sano juicio se puede oponer a beneficiar a los niños y niñas del país? Nadie. Se trata de un predicado cuya oposición no es posible.

Algo de esto tiene el filme Una noche (Dir. Lucy Mulloy, EE.UU-Reino Unido, 2011), el cual narra la historia de tres jóvenes cubanos que desean migrar de su país, e intentan de todas formas hacerlo. Es una historia sencilla de migración. Lo que hace la historia un acto de conspiración y complejidad, es la saga que la directora le impone al filme. La manifestación de un estado represivo es la norma de esta directora quien firmó todo en Cuba, pese a que el guion destaca un estado represivo y todo controlador. Es curioso, pues los extras de la película son los propios policías en varias escenas de persecución y represión. ¿Quién desea apoyar a un estado represor? Nadie. ¿Quién puede pensar que el mismo estado represor ayuda a filmar su propia historia de represión? Hay algo absurdo en esta película, hay algo absurdo.

Una noche es una de las películas más pobres, de derecha o izquierda, que en los pasados 50 años se ha hecho sobre Cuba. La misma se simplifica y se torna en burda, en particular porque todo en Cuba no funciona, todo es represión y la misma pierde toda noción ética. En particular, porque los jóvenes actores del filme (Javier Núñez, Anailín de la Rúa, y Daniel Arrechada) combaten todo el orden social de Cuba, y en esto violentan la ley, destruyen propiedad, y violan derechos de otros ciudadanos en aras de irse del país. Es una doble moral, la que persigue Mulloy en esta etapa del juego, lo que reduce la película a un asunto de poca monta.

Al final de la película, cuando los jóvenes intentaban escaparse en una balsa inventada por ellos, son atacados por los tiburones, pereciendo uno de ellos. Continúan los sobrevivientes su marcha, aunque al final terminan en la playa de Varadero, Cuba. No solo pierden a un amigo, sino que son arrestados por la policía que finalmente los atrapa.

Es una película burda. No la vea. No la recomiende.