Temporada de premios

Cultura

El actor argentino, Ricardo Darín, en una entrevista para el programa Animales Sueltos, en septiembre del 2013, dijo: “¿Por qué tengo que ir al Oscar? ¿Qué creen que ocurre ahí? Yo ya fui una vez, ya vi, no me puso muy contento y estoy acá. La fantasía que se tiene desde afuera de lo que es un ambiente… Es cholu. No es serio. Tiene que ver con la parafernalia que rodea a una cosa que con la cosa en sí misma”.

Ya regresó el ciclo de premiación cinematográfica estadounidense. Un proceso maratónico comprendido por más de quince eventos diferentes de premiación con paradas en ciudades como Nueva York, Chicago, Los Ángeles y San Francisco. Se trata de una campaña de promoción anual que cubre alrededor de cinco a seis meses, en donde las películas son escogidas como dignas de representar la excelencia cinematográfica que compite por la acumulación de estatuillas de camino a la última gran parada: los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos. La llamada temporada de premios inicia oficialmente el primer lunes de septiembre, irónicamente en el Festival Internacional de Cine de Toronto; que a través de los años ha ido fortaleciendo sus lazos con la industria fílmica de Hollywood. De ahí, en adelante, se comienzan a celebrar esas galas de premios concedidos en festivales, por grupos de críticos o por organizaciones donde gran número de las mismas se llevan a cabo entre los meses de diciembre, enero y febrero. A continuación una lista de ejemplos divididos entre grupos de críticos y organizaciones de la industria:

 

Asociaciones de Críticos

Organizaciones

AFI (American Film Institute)

Director’s Guild of America

San Francisco Film Critics Circle

Producer’s Guild Of America

National Society Of Film Critics

Writer’s Guild of America

Seattle Film Critics

Hollywood Foreign Press Association

Boston Society of Film Critics

Gotham Awards

New York Film Critics Circle

Independent Spirit Awards

Los Angeles Film Critics Association

Screen Actor’s Guild

 

El ciclo (y los filmes participantes) inmediatamente se transforman en un trozo de la cultura popular gracias a una potente dosis que inyectan los medios de comunicación masiva. A consecuencia de esa popularidad pre-fabricada se vende una imagen de cine donde se asocian dichas competencias con un prestigio inigualable. Por ejemplo, al presente una de las herramientas de propaganda que más utilizan las casas productoras recae en el señalamiento de las nominaciones, participaciones y/o premiaciones que haya obtenido x o y cinta; sea impreso en pancartas, periódicos o en avances que envían a salas de cine, la televisión y las redes cibernéticas. Los medios nos acondicionaron a pensar que si tal película fue nominada o ganó tal premio debemos verla o darle prioridad; porque de alguna manera u otra ese hecho le hace mejor que las demás. Entonces, esto quiere decir que en éste ciclo, éste sistema; lo que más intriga no es el filme como arte sino la idea del filme enmarcado en un contexto de competición. Así pues, los medios y sus intereses convierten éstos eventos en puro sensacionalismo, en espectáculos rimbombantes donde la luz de atención termina enfocándose en detalles como: ¿Qué traje? ¿Qué zapatos? ¿Qué prendas? ¿Qué peinado? ¿Quién apareció con quién? ¿Quién dio el mejor discurso? ¿Quién lució elegante? ¿Quién hizo el ridículo? Y, así sucesivamente. No se equivoquen, todo éste proceso es una máquina, un coloso publicitario que exalta el concepto de estrella a nivel de idolatría y se infunde una superficialidad tan atractiva que es condecorada como esencial y autoritaria en las conversaciones cinematográficas de muchos. Sin embargo, la realidad es: hay más cine allá afuera.