No culpable Pablo Casellas… Sólo de asesinato…

Cultura

¿Sabe usted de qué acusan a Pablo Casellas? Creo que lo único que le viene a la mente es del asesinato de su exesposa, Carmen Paredes. Esta fue asesinada en la residencia que ambos compartían el pasado 14 de julio de 2012. Eventualmente, en octubre de 2012, a Casellas lo acusaron de asesinato en primer grado, violación a la ley de armas, destrucción de evidencia y declarar falsamente un delito. Desde principios de diciembre, se lleva a cabo el juicio en su contra en el Tribunal de Primera Instancia de Bayamón, el cual luego de muchos eventos procesales finalmente comenzó. El gobierno dispuso a sus mejores fiscales para este caso, mientras Casellas cuenta con los cuatro mejores abogados criminalistas de Puerto Rico.

Más allá del odio popular al Sr. Casellas, en particular desde los campamentos de clases sociales pobres y desde la mirada de las mujeres, pensar que el luego de ventilado un juicio en su contra, y la presentación de sobre 20 testimonios del ministerio Público, Casellas debe salir culpable, es pensar que la prensa y los sistemas mediáticos son hoy los tribunales del país. La justicia, aún se perfila mediante el desfile de prueba en los Tribunales del Estado Libre Asociado. Allí frente a jurado o frente a jueces, es que la gente sale culpable o no culpable. Esto no quiere decir que sean inocentes. Simplemente que sus casos no se probaron, bajo un estándar evidenciario muy pesado de “más allá de toda duda razonable”.

En el día de ayer el Ministerio Público terminó la presentación de su prueba. Ahora la defensa anunció que habrá de presentar sólo cuatro testigos, dos de ellos peritos, para refutar asuntos vertidos por los testigos de gobierno. Lo cierto es que la defensa de Casellas, dirigida por el mejor abogado criminalista en todo el país, Harry Padilla, debe sentirse preocupada pero no tan preocupada. En cuanto al delito de asesinato en primer grado, no se probó, más allá de duda razonable la vinculación indirecta de Casellas. Sólo se probó y mal, que él está medio desequilibrado mentalmente, pero no que tuvo intención de asesinar a su mujer. En cuanto a la destrucción de evidencia, es decir botar el arma utilizada en el asesinato de Carmen Paredes, este delito no se probó.

El que tiene un 50% de haber sido probado, fue el de violación a la Ley de Armas, en particular de haber informado que un rifle fue robado y que el mismo luego apareció en su casa. Como este juicio demuestra la falta de lucidez mental de Casellas, y dado que a él no se le acuso de perjurio (dar una declaración jurada falsa), entonces este delito tiene medianas probabilidades de prevalecer. Ahora bien, el único delito que sí se probó fue el dar falso testimonio sobre la comisión de un delito falso, no ocurrido. Este es el artículo 268 del Código Penal de 2011 de Puerto Rico. El mismo, sí se alega la comisión de un delito grave (como alegó Casellas cuando dijo que le intentaron arrebatar el auto, y le robaron una pistola) apareja un periodo de cárcel de tres años. Tendríamos que ver si este delito contiene la modalidad sentencia suspendida o restricción domiciliaria.

En fin, que culturalmente hablando la gente pide “sangre” en el caso de Casellas, y lo que va a pasar, aunque no se acepté culturalmente hablando, es una decisión judicial justa. La gente cree que los procesos judiciales son para “destruir” al acusado. Eso lamentablemente es un error cultural que viene desde los orígenes del judeo-cristianismo.

El bien y el mal es un binomio cultural muy negativo. Habría que supéralo como pueblo. No obstante, y no sin contradicciones, es importante pensar que el juicio de Pablo Casellas no es nuestro momento para transformar patrones culturales de comportamiento. Eso es un juicio, por esclarecer una verdad jurídica. Como pueblo tenemos otras obligaciones de mayor relevancia. Atendamos nuestra forma colectiva de pensar en el bien y el mal.