La justicia se escondió en el Supremo

Justicia Social


La protesta de los maestros es un asunto de justicia social. De eso no hay duda. En otras columnas he hablado sobre el tema del retiro y cómo las reformas motivadas por los intereses neoliberales que tratan de controlar las economías locales lesionan el pacto social establecido entre las generaciones. Una generación tiene una responsabilidad para con la próxima, pero esa responsabilidad también se da de la otra manera. Las nuevas generaciones de boricuas tienen que asumir la responsabilidad que les toca en cuanto al bienestar de las generaciones anteriores. Es por ello que el cálculo que se quiere utilizar en el tema del retiro no es justo. Es cierto que dos más dos son cuatro. Es cierto que si se aporta una cantidad mínima se supone que se reciba una cantidad equivalente. Pero ese no es el fundamento del pacto social. El pueblo debe asumir una responsabilidad por aquellos que con grandes sacrificios, aunque suene a cliché, han asumido la responsabilidad de educarlo.


El reclamo de los maestros debe ser analizado desde esa otra perspectiva, la de la justicia. Sin embargo, es interesante ver cómo ciertos analistas asumen que la lucha está perdida. Se trata, según ellos, de obedecer. El Capital, con letra mayúscula, ha dado una orden y hay que obedecerla. Esos que dicen que analizan nuestra realidad asumen que si The Economist o el Wall Street Journal dice algo esa es palabra de Dios. Ayer escuché decir que era lamentable que el Supremo haya detenido la aplicación de la ley del retiro de maestros ya que ese acto había motivado la publicación de un artículo en una de esos periódicos sobre la inminente devaluación de los bonos de Puerto Rico. ¿No será posible imaginar que esas publicaciones responden a ciertos intereses específicos y que el escrito publicado sólo constituye una amenaza en contra de la gobernanza democrática en la Isla?

Ayer, por otro lado, el Tribunal Supremo se metió en supremo lío. Las argumentaciones transmitidas por televisión y radio dejaron mucho que desear. Se notaba que ambos, los Jueces y los abogados, estaban hablando para las gradas. La prédica se concentró en proteger los intereses de un solo sector, la judicatura. Lo lamentable es que en las argumentaciones se manifestó el criterio que seguramente el Supremo utilizará para invalidar la ley del retiro de los jueces pero que servirá de base para sostener la validez de la de los maestros. Los jueces alegan que esa ley lesiona la independencia judicial. Esa independencia no puede ser reclamada por los maestros.

La idea que seguramente se impondrá será la de invalidar las enmiendas a la ley del retiro de los jueces de manera tal que sea aplicable sólo prospectivamente, de esa forma no se lesionan los derechos de los jueces en funciones y se protege supuestamente la independencia judicial. Esa estrategia no funcionará en el caso del retiro de maestros. Ya el Supremo anunció, solapadamente, lo que va a hacer. Se protegerá el interés de un sector poderoso y se sacrificará, en función del interés neoliberal, los derechos de los maestros. No hay duda, el pacto social está roto, pero seguramente los jueces ni se darán cuenta de ello. Son intocables.