La autora es artesana adscrita al ICP, mediadora de conflictos certificada y estudiante de maestría en Mediación de Conflictos en la Universidad del Sagrado Corazón.
En los pasados días las artesanas, artesanos y artistas de todas las partes de la Isla se prepararon para exhibir sus mejores piezas en las tradicionales y populares Fiestas de la Calle San Sebastián. De alguna forma u otra, llegábamos todos al Viejo San Juan para encontrarnos en el Cuartel de Ballajá, donde esperamos con ansias que asignaran los espacios para la exhibición. Cuando llegaban las diez de la noche cerraba Ballajá, entonces era hora de retirarnos a descansar para el próximo día comenzar, aproximadamente a las siete de la mañana, con un buen duchazo, un café y nuevamente exhibir con el más grande amor.
Pero no todo termina ahí, una vez cerrábamos la mesa nos íbamos movilizando a casa del gran “Manny”, compañero artesano, agricultor y artista, que vive en el barrio La Perla del Viejo San Juan. Mientras íbamos llegando, Manny recibía a todos los que llegaban con algo en mano. Es que no era hora de dormir, era hora de compartir en familia y de nuestra reunión. Comenzábamos a hablar, a compartir las experiencias, desde el “tallereo” hasta el “montaje”, y a contar anécdotas de otros pasados eventos que nos hacían reír, al igual que intercambiábamos diferentes prácticas de vida que nos van llevando a hacer Patria y nos deja ver lo linda que es la vida cuando vivimos la autogestión. Nos damos cuenta de lo grande que somos cuando vivimos en acorde con la Tierra, desde la humildad de nuestros corazones, dando valor y honrando a la Patria.
¿Pero y cómo es que se hace Patria en casa de “Manny” o en el “corillo de las y los pelús”?, (como solemos llamarnos en buena vibra), porque algo de pelú tiene cada uno en este “corillo”, ya sea la barba, el bigote, las axilas, las piernas, pelos largos y grifos y hasta dreadlocks.
Se hace Patria cuando vamos aportando a la cultura de la Isla, cuando no solo vamos vendiendo nuestras piezas por diferentes puntos de este 100 x 35, sino cuando vamos educando a nuestros compatriotas que se acercan a las actividades culturales de pueblo. ¡Que vivan las plazas públicas, más cuando son adornadas por el arte de Borikén! Se va haciendo Patria cuando aprendemos a convivir con la naturaleza, cuando hacemos de nuestro diario vivir uno de conciencia.
La casa de “Manny”, durante esos días, fue el escenario para demostrar el compañerismo, la unión y el amor de “los compas”. Manny acogió en su casa al “corrillo”; el que no se quedó vino a bañarse y otros a socializar. Todos los días, Manny se levantaba a preparar el café. En las noches había comida rica y saludable, que ayudaron a confeccionar los presentes. La comida era bien distribuida, todas y todos comíamos, hasta el que no se contó porque no estaba cuando se hizo la comida. Mientras toda esta hermosura de vida iba fluyendo, las guerreras, artesanas y agricultoras, compartían con todas y todos sus experiencias como madres lactantes (activas). Estas luchadoras nativas no solo vienen a exhibir y vender para continuar sus vidas, sino que van dando ejemplos de amor a través de la lactancia. Meli, compañera artesana, fue a exhibir con su bebé de siete meses, a quien lacta, y así dio ejemplo del amor de una madre artesana que va haciendo Patria con su hijo pegado a la teta.
Mientras que la población llegaba a las Fiestas de la Calle, ya fuera para enriquecerse culturalmente como para iniciar la algarabía de la SanSe, en el malecón de la Perla el panorama era otro. En el corrillo de “los pelús” damos cátedra de solidaridad, comunidad y comprensión de que un cambio a nivel social y cultural SÍ es posible. El cambio comienza en el interior de cada una y uno de nosotros hasta implantarlo en nuestros hogares y talleres. Así las guerreras y guerreros de Borikén van haciendo Patria a diario.
“Cuando caminamos con firmeza dejamos huellas que el viento, ni los años pueden borrar.”
Pablito Maisonet -
Artesano
Fotografía: http://quehaydenuevoviejo2011.wordpress.com/