No es que crea que lo que se dice en los mensajes del estado de la Unión va a ser una realidad. Obviamente sé muy bien que las palabras en la política son parte de un juego de apariencias. Pero, en el fondo, aspiro a creer que es posible saber algo. El martes pasado Obama habló. Dijo lo que quiso y le metió los dedos en los ojos a los republicanos de vez en cuando. Pero el mensaje de Obama, su octavo mientras ha sido presidente, sigue siendo el mismo. Por un lado, es increíble cómo las proyecciones de gran imperio siguen presentes en dichos mensajes: “somos la nación más poderosa del mundo.” Esa declaración, que no tiene manera de comprobar, coloca a Estados Unidos de regreso en la Guerra Fría. De regreso en aquella época de carrera armamentista, desafío nucleares e imperios del mal. ¿Quién puede olvidar a Reagan hablando del Imperio del Mal de los Rusos? ¿Y quién no olvida que también se dijo que “russians love their children too”?
Obama dijo en el mensaje algo sobre inmigración, otra cosa sobre derechos iguales de las mujeres y otro poco sobre el salario mínimo. Pero, ¿qué dijo Obama? Aparentemente nada. Bueno sí, hubo una frase para recordar. “Nadie que trabaje a tiempo completo debe vivir en la pobreza”. Y entonces los medios corporativos anuncian la debacle. El salario mínimo es una tragedia para la economía. Obama ni siquiera lo propuso para todo el mundo, solo ordenó que a nivel federal los empleados de los contratistas federales no cobren menos de $10.10 la hora. Ese salario equivale a un salario equivalente a unos $1,616 dólares en empleos de cuarenta horas semanales. ¿Esa es la debacle?
Aparentemente, hay sectores en Puerto Rico que preferirían bajar a $5.15 la hora el salario mínimo. Alguna ha dicho que si les dejaran volverían a la época feudal. ¿Para qué quieren cobrar los que trabajan? ¿Qué quieren? Quieren pan. Los pobres empresarios van a ir a la quiebra porque sus trabajadores tendrán derecho a cobrar salarios de pobreza. El problema del salario es que enfrenta sectores con poder ante sectores que tienen muy poco poder. Obama articula la propuesta como una dirigida a fortalecer el poder de la clase media, pero olvida a los pobres. Los pobres son el grupo olvidado de todo debate político en Estados Unidos. La pobreza sigue siendo vista como una maldición. En esto Obama no puede ocultar sus orígenes cristianos.
¿De qué habló Obama? Pues habló del recuperado imperio. Habló de las empresas que comienzan a ser cada vez más ricas. Habló del poder militar que se impone como el más poderoso del mundo. Habló de la grandiosa recuperación del Dow Jones. ¿De qué habló Obama? Obama habló de todo y de todos, pero de los pobres ni una palabra. ¿Es posible una recuperación económica con pobreza? Miren a Estados Unidos de Obama. Esa es la mejor prueba.
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