¿Chatarra?

Economia Solidaria


Ayer una de las agencias acreditadoras del gobierno de Puerto Rico, Standard and Poor's, decidió de forma unilateral, degradar a nivel especulativo, o mejor conocido como chatarra, por la capacidad de repago del gobierno central de Puerto Rico, la Autoridad de Carreteras, el Banco Gubernamental de Fomento y a la Universidad de Puerto Rico. La consecuencia práctica de este acto de degradar, es que impide que el gobierno o las dependencias así nombradas, puedan salir al mercado de prestamistas y buscar una nueva deuda pública. Es decir, el gobierno es un deudor moroso o potencialmente moroso, que no puede asumir más deuda pues no la podrá pagar.

El gesto realizado por esta agencia acreditadora, por decir lo mínimo, es un acto de colonialismo financiero de la peor calaña. ¿Por qué? Porque parte de la premisa que la imposibilidad de pagar la deuda futura ya se consumó, cuando la misma aún no ha pasado. Al día de hoy, el gobierno de Puerto Rico, con una deuda de sobre $71 mil millones de dólares, nunca ha dejado de honrar a sus acreedores en el pago de intereses anuales lo cual ronda los cerca de $4 mil millones de dólares. Más aún, y luego de tantas medidas de sacrificio colectivo, incluyendo la polémicas reorganizaciones de los distintos fondos de pensión que tiene el país, la agencia acreditadora no actuó de forma, por decir lo mínimo, objetiva. Todo indica que actuó con algún grado de parcialidad o interés de afectar los procesos internos por los cuales transita Puerto Rico.

Ahora bien, ¿ser chatarra es el final del mundo? No. Es un momento de buscar otras alternativas de desarrollo económico, que como mínimo nos harán cambiar la mirada y el curso de dónde veníamos. Pero también nos abrirán otras oportunidades. Desde esta perspectiva, lo mínimo que debería hacer el gobierno en este momento, es crear una Comisión de Reconstrucción del Proyecto Nacional de País. Esta comisión, como mínimo nos debería dar unas soluciones concretas para lidiar con la falta de liquidez. Una de ellas es poner en suspenso el pago de intereses a los bonistas, por dos años. No obstante, garantizarles su pago con la emisión de vales o certificados de pagarés. Esto ya lo hicieron algunos estados de los EE.UU, entre otros, California.

La crisis nos invita a ser creativos. Pues seamos creativos.