El pasado miércoles, mientras se celebraba el Día de la Juventud en la hermana República de Venezuela, se organizaron manifestaciones tanto a favor como en contra del gobierno. Así las cosas las manifestaciones en contra del gobierno, terminaron de forma caótica, y en particular se concentró en una acción frente al edificio de la fiscalía nacional, donde hubo quema de vehículos, destrucción de propiedad pública, y pérdida de vida humana. En total, tres personas fueron asesinadas durante los disturbios, siendo por lo menos dos de ellos, activistas pro-gobierno. La reacción del gobierno de Venezuela fue particularmente una a favor del orden constitucional, no de corte represivo o restrictivo de los derechos civiles de la población, y pasado el difícil día del miércoles, ha buscado el gobierno apoyo en la inmediata comunidad latinoamericana.
Por alguna razón que aún no sabemos, pero las fuerzas de oposición promovieron de forma espontánea o predeterminada, escalar el nivel de exigencias al gobierno a un nivel más violento. Eso fue lo que en principio sucedió el miércoles. Que la protesta por parte de la oposición, con intención golpista o no, escaló de nivel. Ahora bien, todo indica que dicha oposición, se ha valido de una difícil situación socio-económica por la cual atraviesa el país. Es decir, la vida está mucho más compleja para el pueblo venezolano, el cual entre otras cosas, tiene que hacer largas filas, para conseguir harina, papel higiénico, y otros menesteres. En otras palabras, la oposición se organizó en un convulso periodo de ajustes socioeconómicos que tienen a muchos sectores de la población de mal humor.
En fin, el gobierno de Venezuela debe procesar judicialmente a los responsables de haber escalado la situación a una de ingobernabilidad. Pero, igualmente debe prestarle atención a los reclamos del pueblo, los cuales están basados en hechos materiales en torno a la calidad de vida actual en dicho país.
Foto: BBC