Breves en la cartografía cultural: Nueva York y Los Beatles, reminiscencias de un amor continuo

Cultura



Hoy, cuando escribo estas líneas, Nueva York celebra los 50 años de la llegada de Los Beatles a suelo estadounidense y su primera aparición televisiva. Y es que tal revuelo -en apariencia espontáneo- despejó además los remanentes de luto que aún gravitaban en el ánimo de los ciudadanos tras el asesinato del presidente John F. Kennedy, apenas dos meses antes. Con la llegada de los cuatro fabulosos de Liverpool, con sus canciones joviales, su endémica irreverencia ante la prensa, comenzó a transformarse esa sensación latente que había dejado el magnicidio.

De otra forma no se puede explicar que casi la mitad de la población de los Estados Unidos en aquel entonces -74 millones de personas- sintonizara aquella noche del 9 de febrero de 1964, The Ed Sullivan Show. Con las cinco canciones interpretadas en vivo -All My Loving, Till There Was You, She Loves You, I Saw Her Standing There, y la canción que encabezaba las listas de popularidad en aquel momento: I Want To Hold Your Hand- Los Beatles cautivaron al país entero.


Lo demás es historia. El conjunto fue creciendo en todas sus dimensiones creativas y revolucionó e influenció todos los aspectos de la cultura a partir de ese momento, no tan solo en Estados Unidos, sino en todo el hemisferio continental de las Américas y más allá (fenómeno que había comenzado a sentirse un año antes en Europa, donde se acuñó el término "Beatlemania"). Pero Nueva York, ésta orgullosa Megápolis sin par (con todas las gradaciones que le habitan) tiene un amor continuo, muy particular, hacia este grupo de rock que después de su ruptura en 1970, comenzó a pertenecer, sin duda, al mundo de los mitos.


Durante los últimos 18 meses que he transitado las avenidas de Nueva York, es evidente que Los Beatles son parte de los hijos predilectos de esta ciudad. En cualquier esquina es posible encontrar una camiseta con icónicas imágenes del grupo, las librerías tienen en sus vitrinas los libros más recientes acerca de John, Paul, George y Ringo, y hasta el principal aeropuerto exhibe un mural que conmemora la llegada de “los escarabajos” a esta parte del mundo. Ya sea por la estrecha vinculación que tuvo Lennon con este lugar en el que decidió residir durante la década de los 70’s (por lo que sufrió consecuente persecución con el objetivo de ser deportado, y donde terminó siendo asesinado un 8 de diciembre de 1980), o el mega concierto que coordinó Paul Mccartney, casi como respuesta inmediata, tras los atentados del 9/11, lo cierto es que la presencia de Los Beatles aquí es tan emblemática que cualquiera pensaría que ellos, en lugar de ser originarios de una provincia inglesa al otro lado del Atlántico, eran netamente neoyorquinos.


Hoy, cuando escribo estas líneas, y se comience a retransmitir parte de lo ocurrido hace medio siglo en esta ciudad, me gustaría caminar hacia Strawberry Fields en Central Park. En tales circunstancias, me acercaría al mosaico de la utópica canción de Lennon y agradecería en silencio. Este escritor, de una u otra forma, también le debe mucho al proceso creativo que John, Paul, George y Ringo desarrollaron en el cuarteto.