Venezuela se necesita estable, pacífica y en crecimiento económico

Política


En los pasados días hemos sido testigos de una serie de disturbios sociales de naturaleza violenta, que han tomado control, por lo pronto desde la perspectiva mediática, de uno de los principales países del llamado Gran Caribe, ese que integra las islas del Caribe, y los estados fronterizos a dichas islas en Centro y Sur América. Allí, al norte de América del Sur se encuentra Venezuela, país que desde que llegara al poder el fenecido comandante Hugo Chávez, se convirtió en punta de lanza para nuevos proyectos e iniciativas en esta región del hemisferio. Ante esto, los disturbios sociales por los cuales atraviesa el país, afectan a una región que de buenas a primera se ha convertido en una dependiente entre otras cosas, de las transferencias y subsidios que realiza el gobierno de dicho país a los países hermanos y hermanas del Caribe.

El gobierno de Venezuela dirigido por el presidente Nicolás Maduro, ha hecho hincapié que la reacción de la oposición, la cual comenzó el pasado miércoles  cuando se cometieron por parte de estos actos de violencia contra instituciones del estado, ha sido una que ha promovido un discurso de agresividad, violencia y hasta cierto punto posturas totalitarias.   Dichos actos, en particular contra un edificio de la fiscalía de la nación, inició un proceso que dejó tres muertos, dos de ellos abiertamente partidarios del gobierno. Ahora bien, el gobierno ha señalado que las fuerzas de oposición son parte de un reaccionario fascista, el cual ha intentado dar un golpe de estado para derrocar al gobierno legítimamente democrático.

Nos parece que es importante abordar el tema de Venezuela desde su complejidad: la oposición al proceso político que se inició desde el 1999, ha sido un proceso sin cuartel. Ya en el 2002, hubo un golpe de estado, y nada hace dudar que pudiera haber un segundo o tercer intento de golpe de estado. También, la oposición ha sabido irse a la calle por prolongados periodos y sostener por meses protestas públicas de sobre 100 mil personas. No obstante esto, también Venezuela ha sabido convivir con dicha oposición, y neutralizarla. Para muestras un botón. Desde el 1999, el movimiento pro el socialismos bolivariano, inspirado por el fenecido Hugo Chávez, ha revalidado en todos los procesos electorales, salvo uno, lo cual nos indica que gozan del apoyo popular.

Dicho lo anterior, el pueblo trabajador de Venezuela, el cual ha estado expuesto en los pasados meses a una difícil situación de precariedad socio-económica, merece que su voluntad política mayoritaria sea respetada. No merece ser victimizado por nadie, sea de la sociedad civil o parte del gobierno. Los procesos políticos cada vez son más complejos, y requieren entender que la gente va a las elecciones y también están dispuestos a luchar por defender sus pequeñas victorias. La oposición debe estar clara que provocar una intentona de golpe, nuevamente, en Venezuela, no se habrá de responder como pasara en el 2002. En este momento, el gobierno de Venezuela había tomado unas salvaguardias, que incluyen armar a los sectores populares. Un intento de golpe puede desembocar, como todo indica que pasó el miércoles de la semana anterior, en respuestas violentas de los sectores populares en defensa de su país y de su proyecto político.


La inestabilidad de Venezuela a todos nos debe preocupar. La injerencia por parte del gobierno de Washington, la inhabilidad de la oposición de negociar la vida política, como a su vez la respuesta de los grupos de derecha como ha sido la prensa corporativa de Puerto Rico entre otros países del Caribe, no es tolerable. Démosle una oportunidad a Venezuela. Cero injerencia externa.