Hay múltiples sistemas de información hoy pregonando en Puerto Rico. Operan desde los sistemas tradicionales hasta los alternativos. Entre los primeros se encuentran los históricos, que son los periódicos; están los nuevos fundamentalistas, que son la radio y algunas cadenas de información corporativas; las cadenas, que son los sistemas de televisión y radio combinados; y las cadenas de los EE. UU. en cable o en televisión local. Luego estamos los proyectos independientes como este diario cibernético en el que mantenemos cierta coherencia local o por lo menos con nuestras creencias abiertamente políticas o ideológicas.
Dicho lo anterior, los sistemas tradicionales compiten por pauta, anuncios y por tener siempre la noticia más importante. Lo que pasa es que movidos por el afán de dinero y mantener una calidad puesta en monedas se concentran en vender todo tipo de noticia que en sus estudios de mercadeo reflejen un apetito popular. Así, el amarillismo, el sensacionalismo y formas similares de vender el dolor son los que reinan en este formato de la llamada prensa tradicional. Salvo algunas excepciones, se trata del discurso dominante que impera en Puerto Rico.
Esto no quiere decir que la prensa alternativa no caiga en lo mismo. La única diferencia es la naturaleza de la noticia comentada. Esa sí cambia. Los sistemas de información alternativo buscan comentar otro tipo de noticia que normalmente no se comparte en la prensa tradicional.
En fin, que debemos pensar si podemos existir solo viviendo de noticias de bajo contenido, problematizadas desde el dolor ajeno y, sobre todo, muchas veces inventadas para poder cumplir con las expectativas de venta. Pensemos que hay otros modelos de control de la calidad de la prensa que en Puerto Rico, USA, no existen, y que podríamos explorar. Todo en aras de no ser manipulados por una mesa editorial corporativa.
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