Breves en la cartografía cultural: Otoniel Guevara o los poetas necesarios para la vida, para el pueblo.

Cultura

En momentos en que a través de los medios se informa que los salvadoreños eligieron para la presidencia a Salvador Sánchez Cerén, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, viene a mi memoria la presencia y gesta de Otoniel Guevara, uno de los poetas más respetados en el hemisferio americano.

Con una fe inquebrantable hacia la poesía, y lo que la misma representa para la vida de un pueblo (tal como en Puerto Rico sucede con poetas como Eric Landrón y Dinorah Marzán), Otoniel Guevara ha creado una red de festivales que lleva, durante los doce meses del año, el arte del verso y la metáfora a los jóvenes, niños y adultos que habitan todo el territorio salvadoreño. Su misión coloca en primer plano la capacidad que tiene la acción poética para contribuir al bienestar del ser humano, ya sea en su aspecto individual, como en su dimensión colectiva, en su vida como ser social. Por lo anterior, los escritores salvadoreños e internacionales que participan en estos festivales llevan su poesía a parques y calles de los barrios populares, también al mismo centro de la ciudad. Pero también comparten su arte, su pan apalabrado, con enfermos en hospitales, con quienes ocupan asentamientos de desplazados, o con quienes están encarcelados. De la magnitud de estos acontecimientos han dado testimonio Cindy Jiménez-Vera e Iris Alejandra Maldonado, escritoras boricuas que han participado de los mismos en los años más recientes.

Este servidor ha coincidido, también, con Otoniel Guevara en eventos literarios y festivales internacionales de poesía. Y la impresión que deja es la misma: de inmediato su calidad humana y excelencia poética, cautivan a la audiencia, destacan. Consciente de que su labor trasciende partidos y políticos, este poeta salvadoreño es consecuente a su senda elegida y no se cansa. Continúa trabajando a través de la poesía por su pueblo.

Aquí, desde El Post Antillano, en Breves en la cartografía cultural, y como homenaje a su gesta, comparto con ustedes algunas reflexiones suyas durante la pasada edición del Festival Latinoamericano de Poesía Ciudad de Nueva York.

Dice Otoniel Guevara:

"El poeta ya no vale o influye como antes, sencillamente porque el mercado es el que decide. Obviamente. El poeta es una “mala conciencia”, llámese Octavio Paz, llámese como quiera llamar, es una conciencia crítica. Entonces el sistema, eso que vos llamaste modernidad, no admite conciencia crítica, porque ellos sólo admiten la crítica de las armas. Y lo digo en el buen sentido. Es decir, si vos criticas te aniquilan, te eliminan de alguna manera. Y la manera es enmudecer, y ensordecer a los demás. Y ese, creo, es el sentido que debe tener la conversación. ¿Hacia dónde podemos meternos para recuperar esa voz? […] ¿Qué vamos hacer para volver a la raíz original del asunto? Esa raíz que es la palabra bella. La palabra que ha nacido de una conmoción auténtica. La que está naciendo de la vida y está respondiendo a problemas y necesidades vitales, dentro del contexto en que está naciendo. […] En ese sentido, por ejemplo, tenemos lo que están haciendo los poetas indígenas en Guatemala, en México, una poesía que es un discurso de la naturaleza, con esa repetición del canto de las cosas, de los árboles. ¡Claro! Todo está vivo. Y parte de la cosmovisión de nuestros pueblos ancestrales es que todo es sagrado, que todo está vivo y somos uno. En náhuatl no existe la palabra malo. Y eso, ¿qué implica? Implica una visión de mundo: nada es malo. Pero a nosotros nos inculcan, desde que nacemos, que somos malos, ¿verdad? Entonces tenemos que volver y revolver a la raíz, porque en la raíz está la solución. Ahí está el verdadero desentrañamiento de todo".