Luego de más de un mes de disturbios sociales, 36 personas asesinadas a consecuencia de los disturbios, y sobre todo, un país que mediáticamente se encuentra en una encrucijada, ayer se creó la oportunidad para un diálogo formal entre las partes en disputa en Venezuela. Se trata de otros tiempos, y otro accionar, pero sin lugar a dudas, la solución presentada en el día de ayer, puede ser una de las repuestas adecuadas para disipar la tensión social, que aqueja a esta nación caribeña y latinoamericana.
Una comisión de UNASUR, la más reciente organización de estados de América Latina, compuesta de tres cancilleres, visitó por 96 horas dicho país y se reunió tanto con los representantes del gobierno, como también con todos los sectores que de una forma u otra reclaman ser la oposición. El resultado se compone de dos medidas concretas: por un lado el gobierno de Nicolás Maduro habrá de crear una Comisión de Derechos Humanos, que pueda investigar violaciones de derechos a la población; y por otro lado, se acordó dar paso a la figura “testigo de buena fe”, que sirva para facilitar un diálogo entre las partes en conflicto.
Las medidas que surgieron de la visita de UNASUR, en apariencia, han sido recibidas de forma positiva tanto por el gobierno como por los sectores de oposición. En esta medida, e inspirados por los delegados extranjeros aceptables para ambas partes del conflicto, todo parece indicar que se inicia una nueva fase de diálogo en esta nación, y que el país podría continuar su curso de vida.
Es muy prematuro aun saber si los conflictos habrán de transformarse. No obstante, siendo UNASUR una organización a fin a los intereses del gobierno venezolano, y habiendo sido reconocida también por la oposición, podría uno esperar que se calmara la situación. Ya veremos cómo se recompone la situación en los próximos días.